domingo, 18 de abril de 2010

Teoría política de Maquiavelo, lectura y cuastionario

Relación entre sociedad y poder

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)

Nacido y muerto en Florencia de familia más noble que acaudalada. Poco se sabe de la primera época de su vida. Recibió una sólida educación humanística, basada en el estudio de los clásicos latinos e italianos. En 1498 fue nombrado secretario de la República de Florencia. Sirvió como embajador del francés Luis XII, del emperador Maximiliano y (en Urbino) de César Borgia, de quien se erigió en el amigo de confianza. En 1512, al ser exonerado Piero Soderini, gonfaloniero de Florencia, por el cardenal Julio de Médicis, Maquiavelo perdió su puesto en la secretaría de estado. Entonces se retiró con su mujer y cuatro hijos a Albergaccio, cerca de Florencia. En una famosa carta que dirigió al representante florentino en Roma, Francesco Vettori, describe la vida, más bien rústica, que llevaba: después de pasar el día cazando y charlando con los labriegos del lugar, dedicaba las veladas a escribir y leer historia. Finalmente recuperó el favor perdido y en 1520 recibió el encargo de escribir la historia de Florencia. Dedicó esta obra, Istorie fiorentine, a Julio de Médicis, que había ascendido al trono pontificio con el nombre de Clemente VII. Seis años más tarde le confió el papa la inspección de las fortificaciones de Florencia. En 1527, al rebelarse ésta y proclamarse una vez más en república, Maquiavelo no fue considerado lo bastante hostil a los Médicis para seguir ocupando el cargo. Enfermo de pena, según se dice, por el giro de los acontecimientos, murió ese mismo año.
Maquiavelo es un pensador, pero sin un sistema filosófico concreto, un humanista con nostalgia de la grandeza de la antigua Roma; patriota, sin principios éticos y oportunista. Si Tomás Moro es un idealista, Maquiavelo está en el extremo opuesto. No se distinguió ni por su amor ni por su respeto a sus semejantes. Procurar el bien moral o material del pueblo quedaba relegado frente al objetivo de afianzar el poder del déspota. Los dos valores centrales del Renacimiento: racionalidad y libertad se aplican también a la visión renacentista de la sociedad y del pensamiento. El progreso en la historia depende de la acción del hombre y no de la intervención divina. Para pensadores como Pico y Campanella el hombre es capaz de construir racionalmente una sociedad de seres libres e iguales: el orden político ha de ser el reflejo de estos valores. Maquiavelo rechazó cuanto fuera idealismo y teoría y aplicó el sentido práctico. La política nada tenía que ver con la moral, la ética o la religión.
El estado:
Maquiavelo tiene una concepción totalmente diferente de la sociedad humana: para él el hombre es por naturaleza perverso y egoísta, sólo preocupado por su seguridad y por aumentar su poder sobre los demás; sólo un estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede garantizar un orden social justo que frene la violencia humana. Fue el primero en usar la palabra estado en su sentido moderno. Algunos le atribuyen la invención de la dictadura moderna y su consiguiente Realpolitik, como expresión específicamente distinta de las antiguas formas de totalitarismo. Sus ideas políticas estaban impregnadas de sentido práctico y una visión realista de gobierno.
Su obra El Príncipe (1513):
El príncipe o el gobernante, tiene como misión la felicidad de sus súbditos y ésta sólo se puede conseguir con un Estado fuerte. Para conseguirlo tendrá que recurrir a la astucia, al engaño y, si es necesario, a la crueldad. La virtud fundamental es la prudencia, para la conveniencia del Estado. Si el interés de la patria exige traición o perjurio, se comete. "La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido". Los medios no importan: no es necesaria la moral, sino un realismo práctico, no lo que debe ser, sino lo que es en realidad. Política y moral son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios. Aunque El Príncipe estuviera dedicado a Lorenzo de Medicis (1492-1519) [duque de Urbino], con la esperanza de recuperar la confianza perdida, Maquiavelo quiere presentar en su obra el arquetipo de cualquier político. Su personalidad debe poseer condiciones especiales para llegar al poder y mantenerse en él:
• Capacidad de manipular situaciones, ayudándose de cuantos medios precise mientras consiga sus fines: lo que vale es el resultado. "El que consigue el poder es el Príncipe, el que consigue el orden y la paz son los súbditos".
• El gobernante debe poseer seria destreza, intuición y tesón, así como habilidad para sortear obstáculos, y "moverse según soplan los vientos".
• Diestro en el engaño: No debe tener virtudes, solo aparentarlas.
• Amoral, indiferencia entre el bien y el mal, debe estar por encima.
Para Maquiavelo la mejor forma de gobierno es la República: "el gobierno de muchos es mejor que el de unos pocos", y justifica la romana como la más perfecta. Aunque él era republicano y aspiraba a convertir a Florencia en un Estado fuerte, en El Príncipe acepta, como mal menor, que en ciertos momentos de corrupción y desorden que es mas útil y eficaz la acción de un solo personaje, adornado de cualidades excepcionales.
La unidad de Italia:
Il Principe es el producto de una idea capital que lo informa en todos sus aspectos. Maquiavelo no había echado por la borda todo vestigio de la ética discernible en los Discorsi. En el último capítulo de Il Príncipe, titulado Exhortación a liberar Italia de las manos de los bárbaros, proclama con apasionada sinceridad lo que constituye la idea rectora y motivante de la obra: Italia debe hallar su gobernante y sacudir el yugo extranjero. El historiador objetivo se convierte ahora en un inflamado patriota que propugna la unidad de Italia. Al pesimismo y la carencia de escrúpulos han venido a suplantar de pronto la esperanza y aun la fe. Para aceptar el papel de padre de la patria propone a Lorenzo de Médicis, duque de Urbino: vana exhortación, pues Lorenzo no pasaba de ser una figura secundaria que no ofrecía la menor esperanza.
No es, por tanto, necesario a un príncipe poseer todas la cualidades anteriormente mencionadas, pero es muy necesario que parezca tenerlas. E incluso me atreveré a decir que si las tiene y si las observa siempre son perjudiciales, pero si aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria. Y si se ha de tener en cuenta que un príncipe, y especialmente un príncipe nuevo, no puede observar todas aquellas cosas por las cuales los hombres son tenidos por buenos pues a menudo se ve obligado, para conservar su Estado, a actuar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad, contra la religión. Por eso necesita tener un ánimo dispuesto a moverse según le exigen los vientos y las variaciones de la forma y, como ya dije anteriormente, a no alejarse del bien, si puede, pero a saber entrar en el mal si se ve obligado. (Maquiavelo, El Príncipe)
Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a una lado lo que se hace por lo que de debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad. (Maquiavelo, El Príncipe)
El texto trata sobre temas políticos, que durante el Renacimiento se dieron bajo un género literario concreto, Las Utopías, en las que bajo la forma de descripciones de Estados ideales, se contienen alusiones a estados concretos y teorías políticas importantes. El fragmento de El Príncipe, nos muestra las cualidades que el gobernante de este Estado "Ideal" debe tener a juicio de su autor. Debe ser una persona amoral, indiferente entre el bien y el mal, debe estar por encima de ambos. En este "sistema político" por el que aboga Maquiavelo, se ha olvidado por completo la ética y la política que predicaron Platón y Aristóteles, ahora un hombre bueno, moral y honrado no puede, según el autor, ser un buen político. Resumiendo, todo el texto se basa en un único principio: "El fin justifica los medios".
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De acuerdo al pensamiento de Maquiavelo:
¿Cómo es la naturaleza del hombre?
¿Son necesarias las virtudes para un gobernante?
¿Cuál es el arquetipo del hombre de Estado?
¿Qué relación hay entre la ética política de Platón y Aristóteles y la de Maquiavelo?
¿Qué significa la frase “el fin justifica los medios”?
En síntesis, ¿Qué clase de relación debe mantener un gobernante con la sociedad para ejercer el poder?
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Elabora un mapa conceptual que contenga exprese la idea central del autor.
¿Cómo has visto aplicada esta ideología en la política nacional e internacional y con qué resultados?
De estas ideas ¿Qué es lo que te gustaría ver aplicado a nuestra política y cómo?
¿Qué es lo que no te gustaría ver aplicado y por qué?

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