martes, 15 de junio de 2010

REPASO FINAL

Para estudiar para el semestral utiliza el tercer libro de la bibliografía básica que aparece al final de tu Guión de Estudio:
Camacho Ledesma Ma. Gabriel, López Martínez Ma. Itzel. Filosofía. Progreso Editorial, México, 2009.


Para repasar la Cuarta Unidad:


Contesta el siguiente examen, puedes auxiliarte con:

a) Las presentaciones en Power Point que presenté en clese (y que puedes encontrarlas en el portal de le escuela: cursos.lazarocardenas.edu.mx. ( Filosofía (Profa. Leonor) Unidad IV).

b)El tercer libro que se indica en la bibliografía básica en tu Guión de Estudios: Camacho Ledesma Ma. Gabriel, López Martínez Ma. Itzel. Filosofía. Progreso Editorial, México, 2009.


c) Las siguientes páginas web:
http://www.scribd.com/doc/6247891/La-Leyenda-de-Los-Cinco-Soles
http://www.oraciones.com.es/h-m/mitos-americanos-aztecas-leyenda-cinco-soles.htm


Examen de la IV Unidad

A) Identifica al autor de los siguientes propuestas:

VIKTOR FRANKL
SAMUEL RAMOS
OCTAVIO PAZ
CARLOS MARX
JURGEN HABERMAS
GIANNI VATTIMO
MIGUEL LEÓN-PORTILLA

1.- El hombre, más que una voluntad de poder, tiene una voluntad de sentido o necesidad de darle un sentido a su vida. ________________________________

2.- El mexicano trata de esconder su sentimiento de inferioridad tras una falsa identidad; el machismo. ________________________________

3.- La condición humana se caracteriza por un profundo sentido de soledad, que siempre se trata de remediar en la entrega amorosa. ___________________________________

4.- El trabajo creativo es la esencia del ser humano. ____________________________

5.- La intersubjetividad comunicativa debe ser la base de la toma de decisiones colectivas. __________________________________

6.- La globalización debe llevarnos a comprender que no hay un único modelo de vida, a respetar la multiplicidad y la diversidad cultural. ____________________________________

7.- Sus investigaciones nos ayudan a entender el pensamiento filosófico mesoamericano: “…sólo venimos a soñar, sólo venimos a dormir: no es verdad, no es verdad que venimos a vivir en la tierra.” ________________________________________

B) Identifica los siguientes conceptos:
GLOBALIZACIÓN
PLUSVALÍA
ALIENACIÓN
POSMODERNIDAD
INTERSUBJETIVIDAD COMUNICATIVA
PENSAMIENTO DÉBIL
LUCHA DE CLASES

8.- Se caracteriza por el auge en los comunicación y la múltiple interpretación de la realidad.
____________________________
9.- Es el producto del trabajo de un obrero que no le es pagado, el patrón se queda con él; así se origina la riqueza del patrón y la pobreza del obrero.___________________________
10.- Es la privación que sufre el obrero de su calidad humana, al ser tratado como un objeto de producción, negándole el reconocimiento de su dignidad humana. ____________________
11.- Se caracteriza por el fracaso de las promesas de la modernidad: democracia, justicia social, tolerancia, la ciencia al servicio del bienestar humano, etc. _______________________
12.- Una acción orientada a los acuerdos colectivos, donde todos los ciudadanos tengan voz en las decisiones. ___________________________________
13.-Es contrario a los fuertes dogmas que han sido impuestos por las culturas dominantes; es la manifestación de la diversidad de interpretaciones del arte, de la religión de la historia y de todas las actividades humanas. __________________________________________
14.- Es el motor de la historia: el enfrentamiento de la clase dominada contra la clase opresora, para establecer un sistema económico más justo y humano. _______________________
C) Identifica a cada uno de los soles con el destino de los hombres que le corresponden.
PRIMER SOL: ATLTONATIUH (SOL DE AGUA); Tezcatlipoca; Cuatro-Jaguar.
SEGUNDO SOL: OCELOTONATIUH (SOL FELINO); Quetzalcoatl; Cuatro-Viento .
TERCER SOL: QUIAHUTONATIU (SOL LLUVIA DE FUEGO); Tlaloc; Cuatro-Lluvia .
CUARTO SOL: EHECATONATIUH (SOL DE VIENTO); Chalchiuhtlicue; Cuatro-Agua .
QUINTO SOL: OLLINTONATIUH (SOL DE MOVIMIENTO); Quetzalcoatl; Cuatro-movimiento.
15.- Los hombres gigantes fueron devorados por jaguares. ________________________
16.- Los hombres son arrastrados por fuertes vientos y sobrevive una pareja convertida en monos. __________________________________________
17.- Los hombres son castigados por su gran corrupción y mueren por una lluvia de fuego volcánico. Algunos sobreviven convertidos en aves. Sobrevive una pareja que protege una mata de maíz y el fuego sagrado. ____________________________________
18.- Los hombres mueren por un gran diluvio algunos se salvan convertidos en peces. _____________________________________
19.- Son creados los hombres actuales por Quetzalcoatl de los huesos de los hombres gigantes; su misión es alimentar al sol, siguiendo el ejemplo de los dioses. _______________________
D) Identifica los siguientes conceptos:
ETNOCENTRISMO
CHOVINISMO
XENOFOVIA
20.- Se pretende que todos los grupos étnicos o pueblos adopten la cultura del grupo étnico o pueblo dominante. ___________________________________
21.- Se presume que la cultura propia es la mejor . ____________________________
22.- Se pretende eliminar toda manifestación cultural ajena a la cultura propia. ______________________________

martes, 1 de junio de 2010

Última exposición

Para realizar cualquiera de las siguientes exposiciones consulta tu libro de Filosofía de Camacho Ledesma y López Martínez y las páginas:
http://mexica.ohui.net/textos/3/
http://www.monografias.com/trabajos61/filosofia-nahuatl/filosofia-nahuatl.shtml

Es importante que te esmeres en la buena representación visual; deberás pegar en orden correcto tus cartulinas en la pared de fondo del salón antes del timbre de entrada.

1.- El mito de los cinco soles.
a) De acuerdo al mito del quinto sol los hombres fueron creados cuatro veces y destruídos cuatro veces: representa en tamaño doble carta, cada uno de esos cuatro hombres en una cartulina, escribe arriba el nombre de la deidad que lo creó y abajo la causa por la que fue destruído.
b) Representa en una cartulina, al quinto hombre creado (tamaño doble carta), escribe arriba el nombre de la deidad que lo creó y abajo el propósito con el que lo creó.


2.- Los tlamatinime.
c) Representa la imagen de un tlamatinime ( a doble carta) y escribe en letras grandes sus características.
d) Explica lo que hacían los tlamatinime cuando ayudaban a los personas a tener un rostro y un corazón.

e) Explica la relación entre el mito de los cinco soles y los tlamatinime.

3.- Flor y canto.
f) Explica apoyándote con imágenes tamaño doble carta, lo que significa “flor y canto”.


Consulta tu libro de Filosofía de Camacho Ledesma y López Martínez y las páginas:
http://mexica.ohui.net/textos/3/
http://www.monografias.com/trabajos61/filosofia-nahuatl/filosofia-nahuatl.shtml

domingo, 16 de mayo de 2010

UNIDAD IV

El hombre como ente político

El latín idiota, idiotae, viene del griego ἰδιώτης (*idiótes). Aquí encontramos la raíz ἴδιος (*ídios), que en griego era lo privado, lo particular, lo personal.
Por tanto, en principio, el idiota era simplemente aquél que se preocupaba sólo en sí mismo, de sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos y/o políticos. Pronto esta palabra se convirtió en un insulto, ya que en la Antigüedad grecorromana la vida pública era de gran importancia para los hombres libres.
Sócrates dedicó su vida a enseñar la importancia de cuidar del perfeccionamiento moral del ser humano como individuo y como ciudadano; Platón dedicó su más extenso diálogo –La República- a proponer la mejor forma de organización socio-política; y Aristóteles definió al hombre como un animal político, afirmando que sólo las bestias y los dioses no necesitan vivir en sociedad. La corriente estoica que perduró durante siglos, siguiendo esta línea de pensamiento, veía como obligación del hombre sabio el ser un hombre público y político, considerando un idiota al que vivía para su intereses personales y se desentendía de los asuntos públicos.
¿Y tú qué piensas?

Si en un país democrático los ciudadanos se desentienden de los asuntos públicos, ¿podrá ser, en realidad, un país democrático?

1) Menciona diferentes formas en que un ciudadano puede estar enterado de lo que pasa en su país.

2) Menciona diferentes formas en que un ciudadano puede desarrollar su análisis crítico respecto a los acontecimientos de su tiempo.

3) Menciona diferentes formas en que un ciudadano puede participar para mejorar la vida de su comunidad, su país y su mundo.

4) Trabajo en equipo. A propósito de este tema relacionaremos los temas de la tercera y cuarta unidad realizando una serie de investigaciones de los siguientes
temas:


A) CASOS DE CORRUPCIÓN POLÍTICA

FOBAPROA
(En Youtube: "Fobaproa parte 2"; "La gran impunidad en el FOBAPROA"; "El Gran Circo del Fobaproa")

RESCATE CARRETERO
(DE Youtube: “Tragicomedia Neoliberal (corto #4)”; Cortos del #1 al 10; "La Verdad sea dicha Mar 13 1 de 3")

PROSTITUCIÓN INFANTIL(El caso de Lydia Cacho)
(En Youtube: Mario Marín: "Caiga Quien Caiga - ¿Hasta El Góber Tiene Miedo?"; "LAS NUEVAS CONVERSACIONES DE KAMEL Nacif"; “LOS DEMONIOS DEL EDEN pt 1” a “…pt 8”)

LA GUERDERÍA ABC
(En Youtube: "Peritos internacionales investigarán incendio en Guardería ABC"; "Eduardo Bours y Juan Molinar responsables por caso ABC")

SALARIOS DE FUNCIONARIOS
(En Youtube: "Dietas en México. Salario de los Diputados"; ¿Cuánto cuesta un diputado en México?")

B) REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN

“Nueva” Ley del ISSSTE

(En Youtube: "Dr. José Alfonso Bouzas: la Reforma de la Ley del ISSSTE")

Reforma Energética
(En Youtube: "Debate del petróleo - Bitácora mexicana parte 2" a "... parte 10")

Reforma Fiscal(Las grandes compañías que no pagan impuestos).
(En Youtube: "Grandes Evasores de Impuestos en México"; "Ricos que no pagan el Impuesto Predial en Mexico"; "Mi Presidente Olvidadizo"; CRÍTICA AL MODELO ECONÓMICO DE FELIPE CALDERÓN - Impuesto del 2% para "ayudar a los pobres" ).



C) PÉRDIDA DE SOBERANÍA

BANCO MUNDIAL (BM) FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI) Y CAR TAS DE INTENCIÓN.
(En Youtube: "Tribunal de la Deuda Externa Gijon 06 (2 de 2)"

GLOBALIZACIÓ SU IMPACTO EN LAS ECONOMÍAS Y EN LAS CULTURAS.
("Una Mirada hacia la Globalización Actual"; "LA GLOBALIZACIÓN", EN YOUTUBE)

D)FUERO, DELITOS IMPUNES DE:

POLÍTICOS (Ulises Ruiz; Diputado Víctor Gonzáles, etc)
En Youtube: "Protesta contra Ulises Ruiz en Nueva York"
"Acteal (¿USTED DISCULPE?) (ESPIRAL CANAL 11) 1/5 "
"ATENCO: CRIMEN DEL ESTADO -- parte #1 DE 4; Atenco: Breaking the Siege / Romper el cerco ")

ECLESIÁSTICOS

(En Youtube: "La pederastia del padre Maciel, un hecho documentado 1 de 2"
"La pederastia del padre Maciel, un hecho documentado 2 de 2")

MILITARES

(En Youtube: "Ejercito Mexicano Viola Derechos Humanos y Pretende Mas Facultades De Investigacion MVS ¼"
"Ejercito Mexicano Viola Derechos Humanos y Pretende Mas Facultades De Investigacion MVS 2/4"
"Militarizacion y Violacion De Los Derechos Humanos En Ciudad Juarez DEBATE CONGRESO 1/4 "
"Caso Ernestina Ascencio Medico Forense Demuestra Que Fue Violada 17/03/10 NOTICIAS MVS ¼"
"Militares disparan contra dos niños"

E) DERECHOS HUMANOS

LA LEY SB-1070
(EL DERECHO AL TRABAJO)

REPRESIONES A MOVIMIENTOS SOCIALES (Oaxaca contra Ulises Ruiz, los mineros, los electricistas, etc)
En Youtube: "Protesta contra Ulises Ruiz en Nueva York"
"Acteal (¿USTED DISCULPE?) (ESPIRAL CANAL 11) 1/5 "
"ATENCO: CRIMEN DEL ESTADO -- parte #1 DE 4; Atenco: Breaking the Siege / Romper el cerco ")


DESAPARICIÓN DE SINDICATOS
(En Youtube: Extinción de Luz y Fuerza Inconstitucional Raul Carranca y Rivas)
Aristegui - Extincion De Sindicato Electricista De Luz Y Fuerza Del Centro 1/2
SME. Verdades y Mentiras (Parte 2 de 2)
(En Youtube: "Cananea En huelga 2007-2008")

REPRESIÓN Y CENSURA CONTRA PERIODISTAS (Lydia Cacho, Carmen Arístegui, etc)
(En Youtube: "Salida de Aristegui W radio"; " POR ESTA DENUNCIA CRIMINAL FUE DESPEDIDA CARMEN ARISTEGUI"; "Protesta contra Ulises Ruiz en Nueva York"
)

Requisitos de los trabajos de investigación.

A) En equipo, investigar en al menos tres fuentes diferentes.

B) Deberá presentar en la portada una caricatura política alusiva al tema y el título del tema.

C) Utilizar letras mayúsculas Calibrí número 11 o un tipo equivalente en tamaño y claridad.

D) Utilizar imágenes de apoyo.

E) Presentar la información, no en forma de texto, sino en oraciones frases cortas, separando punto por punto, organizada por subtemas, siguiendo un orden lógico de las ideas o cronológico si es el caso.

F) Cada subtema podrá extenderse de una diapositiva a un máximo tres diapositivas.

Subtemas:
1.- En qué consiste (no lo expreses en párrafo sino por incisos).

2.- Justificación y causas.

3.- Cuáles son sus efectos (enumera los más que puedas).

4.- Quiénes y por qué son los responsables (sé específico).

5.- Qué podemos hacer como ciudadanos (para corregir y/o prevenir).

6.- Señala las fuentes y los integrantes del equipo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Programa del CONEFI


En la UABC se están reuniendo estudiantes y pasantes de Filosofía de todo el país para reflexionar sobre diferentes temas durante los días 10 al 15 de Mayo en la Facultad de Humanidades.
El programa completo de las conferencias y mesas redondas aparece en la página www.conefitijuana.org
Les invito a que lean el programa y busquen algún tema que les parezca interesante (especialmente los del jueves por la tarde que se relacionan con nuestro tema de filosofía política) y asistan, no todos los días tenemos en Tijuana ortunidad de escuchar a personas de diferentes partes del país discutiendo temas de filosofía.

lunes, 26 de abril de 2010

TAREAS Y EXPOSICIONES

1.- Copiar la U III.
2.- Redactar un ensayo titulado Utopía.
3.- Para el documental "Teletiranía": Elaborar una síntesis donde expliquen los cinco puntos que les hayan parecido más importantes y relaciónenlos con el contenido de sus ensayos titulados "Utopía". Incluir ejemplos actuales.
4.- En base al documental sobre la "República" de Platón y a la lectura que aparece en este Blog, contestar en su cuaderno las preguntas que aparecen al final de la lectura.
5.- Para la fecha de la primera exposición y de manera individual cada alumno deberá traer contestado en su cuaderno el cuestionario del tema que le tocó a su equipo.
6.- Cada equipo deberá presentar una exposición sobre el tema que le fue asignado en la fecha y con las condiciones indicadas para ello enseguida.

EXPOSICIONES
1.- Utilizar y señalar 3 fuentes.
2.- Participa el equipo completo, empiezan a tiempo respetando los límites: más de 10 min. y menos de 15 min.
3.- Exponer el tema en orden, con coherencia y claridad.
4.- Presentar el cuestionario (en acetatos o cartulinas) contestado correctamente, con respuestas breves y perfectamente legibles para todos los estudiantes.
5.- Presentar un mapa conceptual (en acetatos o cartulinas) que resalte la idea central del autor y señale las ideas principales -que todos lo puedan leer.
6.- Presentar (en acetatos o cartulinas) la imagen del autor acompañada de datos biográficos breves (en el caso de Vasconcelos y Martí, extenderse en los datos biográficos).
7.- Expresar un análisis crítico de las ideas del autor:
a) Si están de acuerdo con algunas o todas las propuestas, explica cuáles y por qué sería benéfico –o ha sido- aplicarlas; y la mejor manera de actualizarlas.
b) Si no están de acuerdo con algunas o todas las propuestas, explica cuáles y por qué sería perjudicial –o ha sido- aplicarlas; y cómo podemos impedir su aplicación.

jueves, 22 de abril de 2010

Sociedad mesoamericana

Sociedad
Organización política y social
La organización política de las tribus aztecas, al llegar al valle del Anáhuac, era (en teoría) democrática. Pero podemos definir una organización basada en una teocracia militar "pero en la que el fin guerrero estaba subordinado al fin religioso y en la que el mismo emperador, más propiamente Tlacatecuhtli, era un sacerdote".
Pero la religión no sólo influía en la organización política, también lo hacía en la organización social. Un grupo de familias o clan constituían una tribu. Entre los tenochcas había 20 clanes o calpullis, en los cuales los jefes de familia elegían un representante (calpullec), asesorado por un consejo de ancianos (huehuetque). Los representantes de los calpullis formaban el tlatocan, organismo que presidía el gobierno general de Tenochtitlan. A quien los españoles llamaron rey, era el hombre que ocupaba el puesto supremo entre todos los jefes, llamado Tlacatecuhtli (señor de los hombres), también denominado Tlatoani. El cargo del Tlacatecuhtli era electivo.

Plano de Tenochtitlan (cód. Florentino)

Aun cuando no existían clases sociales remarcadas, se pueden mencionar los siguientes rangos: nobles (pipiltin), entre los cuales estaban los caballeros águila y los caballeros tigre (más formalmente, caballeros ocelote). Sacerdotes, que podían proceder tanto de una familia humilde como de una noble. Artesanos, divididos en pochtecas (comerciaban fuera de la ciudad) y tlanamacani (que comerciaban en la ciudad). Plebeyos o campesinos libres (macehualtin). Siervos (mayeques) campesinos que estaban en calidad de siervos. Esclavos (tlacotin), generalmente esclavos de guerra que iban al sacrificio o eran ocupados en diversas tareas.
Un hombre podía alcanzar alto rango por medio de sus esfuerzos.
Educación


La educación comenzaba después del destete, en el tercer año. El propósito era iniciar al niño en las técnicas y obligaciones de la vida adulta. Al igual que casi cualquier actividad diaria de los tenochcas, la educación estaba regida por los principios religiosos imperantes en la cultura azteca. Los padres vigilaban la educación de los hijos y las madres daban instrucción a las hijas; sin embargo, eran los sacerdotes los que impartían la educación en las escuelas.
Había dos tipos de ellas para los varones, la más importante era el Calmécac (hilera de casas), en la cual se preparaba a los nobles para el sacerdocio. Estudiaban las artes y las ciencias, pero la enseñanza era fundamentalmente religiosa, aun cuando muchos de los estudiantes no pretendían ser sacerdotes; algunos se preparaban para ocupar puestos en la milicia o la administración pública. El Calmécac era parte del Templo Mayor y los estudiantes estaban sujetos a una rigurosa disciplina.


ANEXO 3: La educación sacerdotal
Los padres dedicaban a sus hijos, en cuanto nacían, para que fueran sacerdotes o guerreros. Si querían que fuera sacerdote, convidaban a los jefes del Calmécac y en un banquete les ofrecían al hijo y lo llevaban al Calmécac donde lo pintaban de negro y le ponían un collar con cuentas de madera, que llamaban tlacopatli y a las que se suponía que quedaba unido el espíritu del niño; por lo cual, antes de devolverlo a sus padres, le quitaban el collar y lo dejaban en prenda en el monasterio.
El aspirante a sacerdote ingresaba a la edad de quince años en el Calmécac, convirtiéndose en tlamacazton. [...]
Más tarde el mancebo, ya ejercitado, ayudaba al sacerdote en los actos del culto; llevaba los implementos del sacrificio, tocaba el teponaztli o tambor de madera, observaba las estrellas para anunciar las horas, y le enseñaban los cantos a los dioses, la escritura y la pintura hierática, la astrología, la historia, la cuenta de los días y de los años y la interpretación de los sueños.La otra escuela era el Telpuchcalli (casa de los jóvenes), para la educación corriente; había uno en casi cualquier barrio de la ciudad. El Telpuchcalli enseñaba civismo, empleo de las armas, artes y oficios, historia y tradiciones, así como la obediencia a las normas religiosas comunes. El objeto principal era el de preparar a los jóvenes para la guerra, la disciplina era menos severa.
Había escuelas para las jóvenes que aspiraban a ser sacerdotisas, además de aprender a tejer y hacer trabajos en pluma para vestiduras sacerdotales.
Otras escuelas especiales existían para enseñar a bailar, cantar y tañer instrumentos musicales; también estas enseñanzas tenían un fin principalmente religioso.


Caballero águila (Museo del Templo Mayor)

Familia
Un joven era apto para el matrimonio a los 20 años, mientras una joven se consideraba madura aproximadamente a los 16 años. Antes del matrimonio, se consultaba a un sacerdote para que decidiera si los destinos de la pareja eran armoniosos. De ser así, el padre del novio enviaba dos ancianas de la tribu con obsequios para los padres de la muchacha, quienes de acuerdo con la costumbre, desechaban la petición. Las ancianas regresaban otra vez, por la respuesta definitiva. Si se aceptaba el matrimonio, una de las casamenteras llevaba a la novia en sus espaldas hasta pasar por la puerta de la casa del futuro marido y después se ataban los mantos de los novios para simbolizar su unión. Se celebraba una fiesta y los desposados hacían penitencia durante cuatro días, pasados los cuales consumaban su matrimonio.
Existía la poligamia, sin embargo, la primera mujer tenía prioridad sobre las otras. El divorcio era considerado: un hombre podía repudiar a su mujer en caso de esterilidad o si descuidaba sus deberes. La mujer podía hacerlo de su marido cuando éste no podía sostener la familia o cuando la maltratara físicamente. Una divorciada podía casarse con cualquiera, pero una viuda tenía que hacerlo con un hermano de su difunto marido.


Artes
Escritura
Los aztecas conocieron la escritura pictórica, esto es, la representación directa del objeto o por medio de símbolos o ideas. Por ejemplo, la palabra toponímica Pantépec, que significa "sobre el cerro de la bandera", se escribía mediante una bandera sobre un cerro. Son los códices a través de los cuales conocemos de modo fundamental dicha escritura.
Numeración
El sistema numérico empleado era vigesimal, es decir, contaban por veintenas. Los números del 1 al 19 se representaban con puntos. El 5 solía representarse con una mano. El número 20 era representado con una bandera, repitiéndola para representar cantidades mayores. 400 se representaba con una pluma y 8000 con una bolsa o costal. Así, para obtener distintas cifras, se agrupaban o combinaban puntos, rayas, banderas, bolsas.


Calendarios
Conocían los aztecas el año solar --además del venusino--, representándolo en un calendario llamado xíhuitl, integrado por 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días nefastos llamados nemontemi. El Tonalpohualli era un calendario de 260 días, resultado de la combinación de 20 signos con 13 numerales; este calendario era la "cuenta adivinatoria de los días", y permitía saber la suerte de quienes nacían en ellos, servía también para nombrar los años y fijaba las fechas de las fiestas movibles.
Cada 52 años (siglo) coincidían ambos calendarios y se celebraba la fiesta del Fuego Nuevo.
Literatura
A través de la poesía se dieron a conocer, sobre todo, los pensamientos nahuas sobre la vida, sobre el mundo y sobre los grandes problemas humanos. La escritura pictográfica conocida por los aztecas era inapropiada para expresar abiertamente la literatura; sin embargo, --nos dice Vaillant-- "existió una verbosidad rítmica y opulenta como forma de tratamiento cortés, que con un sistema de escritura se hubiera podido transmutar en literatura". Se han conservado obras escritas en caracteres latinos, posteriores a la conquista, recopiladas por Sahagún, Ixtlilxóchitl y otros. Entre ellas hay himnos, oraciones, discursos y exhortaciones diversas. Ejemplo de ello son: colección de cantares mexicanos, Anales de Tlatelolco, Códices Matritenses, etc. Figura importante en este aspecto fue Nezahualcóyotl.


Música
La música era seguramente severa y lúgubre en sus ceremonias religiosas; espectacular y terrible en los combates; fúnebres y depresivas en las celebraciones mortuorias; y alegre en las festividades mundanas. Existió gran variedad de instrumentos musicales, tales como el huéhuetl (cilindro de madera cubierto por la parte con piel de venado); el teponaztli (tambor pequeño de madera, con una hendidura sobre cuyas lengüetas se golpeaba); el ayacacaxtli (calabaza con piedras dentro); caracoles marinos; huesos con los que se silbaba; flautas de carrizo; etc.

CUESTIONARIO
1.- Utilizar y señalar 3 fuentes.
2.- Se presentan todos los integrantes del equipo a tiempo y respetando los límites de tiempo: más de 10 min. Y menos de 15 min.
3.- Exponer el tema en orden, con coherencia y claridad.
4.- En acetatos representa con imágenes los siguientes conceptos y explícalos:
A) Clases sociales: Tlacatecuhtli o Tlatoani, Huehuetque, Calpulli, Calpullec, Pipiltin, Pochtecas, Tlanamacani, Macehualtin, Mayeques, Tlacotin.
B) Calmécac, Tepuchcalli.
C) Xíhuitl, Tonalpohualli.
5.-Expresar con un mapa mental la estructura política de los mexicas y explicarlo.
6.- Expresar un análisis crítico de la sociedad mexica.
a) Si están de acuerdo con algunas de las formas políticas y sociales, explica cuáles y por qué sería benéfico –o ha sido- aplicarlas; y la mejor manera de actualizarlas.
b) Si no están de acuerdo , explica cuáles formas y por qué sería perjudicial –o ha sido- aplicarlas; y cómo podemos impedir su aplicación.

domingo, 18 de abril de 2010

La paz y el pacifismo: Norberto Bobbio

Biografía de Norberto Bobbio

Norberto Bobbio nació en Turín el 18 de Octubre de 1909. Se graduó en Derecho y en Filosofía. Se desempeño toda su vida como profesor. Es un referente ineludible en lo concerniente a la filosofía política y a la teoría del Derecho. Es senador vitalicio de Italia desde 1984. En la primera semana de diciembre del 2000, a poco de haberse realizado el Jubileo de los Políticos, Bobbio cargó contra el Vaticano y acusó a Karol Wojtyla de ser un "perfecto Papa de la Contrarreforma". Sostuvo asimismo que es “un deber moral” impedir que la coalición de centroderecha de Silvio Berlusconi gane las próximas elecciones.
El filósofo hizo estas consideraciones al defender el laicismo del Estado y criticar la designación de Tomás Moro como patrono de los políticos en el reciente Jubileo. "Al margen de que con esta familiaridad con los santos Juan Pablo II demuestra ser un perfecto Papa de la Contrarreforma -sentenció Bobbio-, el hecho de que haya elegido como santo protector de los parlamentarios a Tomás Moro, decapitado por haber condenado el cisma de Enrique VIII, tiene algo de macabro y burlón."
Tomás Moro, en efecto, según apuntó Bobbio, "fue un mártir de la fe y no se entiende qué clase de modelo puede llegar a ser para los políticos, cuyos compromisos versan sobre otra clase de asuntos. Además, ¿no es pretender demasiado señalar como modelo ideal a un mártir?" Luego atacó a Berlusconi, candidato a jefe de gobierno del Polo de las Libertades, de centroderecha, y sostuvo que "es un deber moral usar todos los medios permitidos por la democracia para impedir que el Polo gane las próximas elecciones".
La obra de Bobbio se caracteriza por la conjunción de dos valores que para él deben ir juntos, la libertad y la justicia. Se puede enmarcar su pensamiento dentro de la corriente denominada liberal-socialista que sostiene que son necesarios derechos sociales fundamentales como educación, trabajo y salud como condición previa para un mejor ejercicio de la libertad.
Podemos decir que hay dos autores muy influyentes en su obra: el pensador austriaco Kelsen, especialmente en el área del Derecho y el autor del “Leviatán” Thomas Hobbes, especialmente en el área de la Teoría Política. Otros intelectuales influyentes en su obra son Benedetto Croce y Max Weber. Es interesante observar que a través del estudio de la obra de Hobbes, Bobbio entró en contacto con el politólogo alemán Carl Schmitt (quien fue cuestionado por su posición cercana al nazismo) con el cual mantuvo una prolongada relación epistolar.
Como intelectual enfatiza constantemente “la certeza de la duda”. Es un hombre abierto al debate de ideas y considera fundamental la lucha por los valores democráticos. La definición de democracia de Bobbio es bastante básica: “un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos”. Esta concepción no está ligada básicamente a un contenido y esto es lo que por ejemplo critica Alain Touraine, puesto que para el francés si bien las reglas de procedimiento son necesarias e incluso indispensables para la existencia de la democracia, éstas no son más que un medio al servicio de fines, y allí es donde se produce la diferencia entre las democracias reales y el ideal de democracia.
En su libro “El futuro de la democracia” Bobbio observa algunas características negativas de las actuales democracias: subordinación de los individuos a los grupos organizados que luchan por intereses particulares en detrimento de la representación política general; permanencia del poder invisible que actúa a espaldas y sin el conocimiento de la colectividad (negociaciones secretas); creciente poder de los técnicos y las burocracias e ingobernabilidad derivada de la incapacidad de las autoridades nacionales para procesar el conjunto de demandas sociales (entre otros problemas).
Para el autor el tema de la democracia representativa es fundamental en las sociedades modernas puesto que se hace imposible una democracia sin mediaciones. Bobbio observa que la democracia representativa no se agota en el “estado parlamentario” y cuando se refiere al “proceso de democratización” lo piensa como la difusión de las reglas de representatividad en los espacios de la sociedad civil marcados por la organización jerárquica antes que pensarlo como un paso de la democracia representativa a la democracia directa.
Otro tema sobre el cual reflexiona mucho el autor es el del rol del intelectual y se ocupa de diferenciarlo claramente del hombre de acción. En su obra “Los intelectuales y el Poder” establece una diferencia tajante entre los pensadores de la política y los políticos de profesión. Mientras los primeros se dedican a elaborar ideas, discutir problemas, los segundos se dedican a tomar decisiones. Aquí observamos la clara herencia del pensamiento weberiano en la separación de las esferas del conocimiento y de la acción.
Los primeros pasos de Bobbio en la política fueron en la resistencia antifascista, lo cual según sus propias palabras marcó un antes y un después en su vida. Durante ese período sufrió el encarcelamiento. Sin embargo, hace poco tiempo se abrió una fuerte polémica cuando Norberto Bobbio aceptó debatir con un periodista su rol durante el fascismo. Allí confesó que su posición en el período en que fue perseguido no fue del todo valiente: hasta se conoció una carta que le envió a Mussolini en la cual resalta su “total devoción” por la causa. El autor considera actualmente que fue la experiencia mas humillante que le tocó vivir puesto que era un accionar común de la época el manifestarse adherente a la causa fascista para tratar de salvarse de las persecuciones.
Pero sin dudas es en la resistencia contra el fascismo donde comienza su carrera política. Primero ligado a la corriente liberal-socialista a fines de los años 30. Luego, durante la Guerra Fría, adscribió al movimiento de la política de la cultura, opuesta a la política ordinaria de los políticos.
Con respecto a la política internacional, Bobbio se dedicó activamente a los estudios sobre el problema de la guerra, los caminos de la paz y el pacifismo como actividad política. Para él es necesario frente a algunas manifestaciones de violencia, responder con violencia, bajo ese criterio se pronuncio en el momento de la ocupación de Kuwait por Irak, hecho que le valió una polémica muy fuerte con muchos de sus discípulos. Para el filósofo cuando existe una violación del derecho internacional por medio de la fuerza se vuelve legítimo el uso de la fuerza. Es necesario según el autor que exista una tercera fuerza neutral a la de los dos actores en pugna para garantizar la paz. Esta idea de un tercero (Estado supranacional, Estado universal) es pertinente también para el autor en las cuestiones referidas a las violaciones a los derechos humanos.
Actualmente Bobbio declara que le interesan cada vez menos los problemas políticos coyunturales y se ocupa cada vez más de problemas mas generales como la vejez, la muerte, etc. Hace pocos años publico su “Autobiografía” con la colaboración del periodista de La Stampa Alberto Papuzzi. En ella, lamentándose de no haber escrito nunca un diario, se ocupa de hacer un repaso de sus vivencias, sus actividades a lo largo del siglo.
Repasa desde su infancia en Turín, a sus primeras actuaciones en política. Recuerda también sus “batallas políticas” , sus discusiones con los comunistas, a los que, a pesar de no comulgar con su pensamiento, respetaba en el marco de su actitud de libre confrontación de ideas. Pero sin duda lo que mejor recuerda son sus años como profesor, la actividad que mas satisfacciones le dio.
Libros publicados: “Diccionario de Política”, escrito junto a Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, “El futuro de la democracia”, “Autobiografía”, “Ni con Marx ni contra Marx”, “Liberalismo y Democracia”, “Los intelectuales y el poder” “Teoría General del Derecho”, “Thomas Hobbes”, “Derecha e Izquierda” y “De senectute”
www.jornada.unam.mx/2004/01/ 10/02an1cul.php?origen=cultura.php&fly=1 - 19k –

perio.unlp.edu.ar/relaciones_internacionales/kant.pdf - Páginas similares


1.- ¿Qué dos valores, según Bobbio, deben ir siempre juntos?
2.- ¿Por qué su pensamiento se enmarca en la corriente liberal-socialista?
3.- ¿Cuáles son algunas de las características negativas de las actuales democracias?
4.- ¿Qué relación se da entre los intelectuales y el poder, y con qué resultados?
5.- ¿Por qué considera pertinente la idea de un Estado supranacional o universal?
__________
¿Has visto aplicada esta ideología en la política e internacional? ¿con qué resultados?
De estas ideas ¿Qué es lo que te gustaría ver aplicado en la política y cómo?
¿Qué es lo que no te gustaría ver aplicado y por qué?
¿Qué se necesita para aplicar este tipo de propuestas a la política internacional?
Elige los conceptos centrales de la lectura y exprésalos en un mapa conceptual.

La paz perpetua: Emmanuel Kant

La tradición Liberal.
Kant: artículos preliminares y definitivos para la Paz
Texto: Emmanuel Kant, “La Paz Perpetua”, Editorial Tecno, Madrid, 1985.


El tratado sobre la Paz Perpetua de Kant se presenta como un tratado estructurado en dos
secciones: la primer sección contiene seis artículos preliminares y la segunda sección tres artículos
definitivos para un paz perpetua entre las naciones.


ARTÍCULOS PRELIMINARES PARA LA PAZ PERPETUA ENTRE LOS ESTADOS

1) "No debe considerarse válido ningún tratado de paz que se haya celebrado con la reserva secreta sobre alguna causa de guerra en el futuro". Esto es un aplazamiento de las hostilidades, no un mero armisticio.

2) Ningún Estado independiente podrá ser adquirido por otro mediante herencia, permuta, compra o donación.
Un Estados no es un patrimonio, es una sociedad de hombres sobre la que nadie más que ella misma tiene que mandar y disponer.

3) Los ejércitos permanentes deben desaparecer totalmente con el tiempo.
Pues suponen una amenaza para otros Estados.

4) No debe emitirse deuda pública en relación con los asuntos de política exterior.
Este es un obstáculo para la paz eterna pues significa una forma de poder.

5) Ningún estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otro.
No tiene derecho a ello. Sería una violación de los derechos de un pueblo independiente que combate una enfermedad interna, pondría en peligro la autonomía de todos.

6) Ningún estado en guerra con otro debe permitirse tales hostilidades que hagan imposible la confianza mutua en la paz futura.
Esto busca evitar las guerras de exterminio. La guerra es el medio tristemente necesario en el estado de naturaleza para afirmar el derecho por la fuerza (estado de naturaleza donde no existeningún tribunal de justicia que pueda juzgar con la fuerza del derecho) en la guerra ninguna de las dos partes puede ser declarada enemigo injusto porque esto presupone una sentencia judicial.
Tampoco castigo.


ARTÍCULOS DEFINITIVOS PARA LA PAZ PERPETUA:



El estado de paz entre los hombres que viven juntos no es una estado de naturaleza que es
más bien un estado de guerra, es decir, un estado en el que si bien las hostilidades no se han declarado si existe una constante amenaza. El estado de paz debe por tanto ser instaurado, pues la omisión de hostilidades no es garantía de la paz.

Primer artículo definitivo para la Paz perpetua:
Constitución civil de todo Estado debe ser republicana.
La constitución republicana es aquella establecida de conformidad con los principios
1) de la libertad de los miembros de una sociedad en cuanto hombres
2) de la dependencia de todos respecto a una única legislación común en cuanto súbditos 3) de conformidad con la ley de la igualdad de todos los súbditos en cuanto ciudadanos, es la única que deriva de la idea del contrato originario y sobre la que deben fundarse todas las normas jurídicas de un pueblo.
La constitución republicana es aquella en la que el rol del estado es el de respetar el derecho de sus ciudadanos y no buscar el bienestar de ellos pues es allí donde se cae en despotismo.
Debe garantizar la libertad de sus ciudadanos en elegir su felicidad. En la democracia según Kant el despotismo se encuentra en que todos deciden sobre uno, sin dar su consentimiento.

Segundo artículo definitivo:
El derecho de gentes debe fundarse en una federación de Estados libres:
Los pueblos pueden considerarse en cuanto Estados como individuos, que en su estado de
naturaleza se perjudican entre ellos. En este sentido una federación de estados garantiza un estado de derecho entre ellos. Pero no una federación de pueblos. Que garantice solamente la libertad de los estados y la de otros esados sin que se deban someter a leyes publicas o coacción.


Tercer artículo definitivo:
El derecho cosmopolita debe limitarse a las condiciones de hospitalidad universal.
Derecho de un extranjero a no ser tratado hostilmente. Este articulo es la fuente del comercio.
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De acuerdo al pensamiento de Kant:
1.- ¿Qué diferencia hay entre un aplazamiento de las hostilidades y un armisticio?
¿Por qué un estado no puede ser adquirido por otro?
2.- ¿Qué significan los ejércitos permanentes?
3.- ¿Por qué no debe emitirse deuda externa?
4.- ¿Debe el derecho internacional permitir a un Estado inmiscuirse por la fuerza en la Constitución de otro Estado? ¿Por qué?
Unas vez estallada la guerra, ¿qué debe evitarse?
5.- ¿Por qué debe ser instaurado el estado de paz?
6.- ¿Qué caracteriza a una constitución republicana?
¿Qué debe decidir la constitución republicana respecto al bienestar de los ciudadanos?
¿Cómo se caería en el despotismo en una democracia?
7.- ¿Qué es lo que garantiza el estado de derecho entre los Estados?
¿Tienen derechos los extranjeros? ¿Cuál en particular?
_____
¿Has visto aplicada esta ideología en la política e internacional? ¿con qué resultados?
De estas ideas ¿Qué es lo que te gustaría ver aplicado en la política y cómo?
¿Qué es lo que no te gustaría ver aplicado y por qué?
¿Qué se necesita para aplicar este tipo de propuestas a la política internacional?
Elige los conceptos centrales de la lectura y exprésalos en un mapa conceptual.

Filosofía y Sociedad mexicana: Jorge Portilla

JORGE PORTILLA.

LA FENOMENOLOGÍA DEL RELAJO.

Luces quiere Jorge Portilla. Se concentra para alcanzar y fortalecer su lucidez, siguiendo una misión de todos y especialmente de los filósofos. Pero quita la cáscara. ¿Qué hay debajo de las capas de la cebolla? Lo sabrá el ensayista a la vez que la comunidad, junto al Otro, gracias al diálogo que no cesa y avanza. ¿Qué puede encontrarse? Acaso la misma comunidad. Portilla lo sabe, tanto como sus compañeros del Hiperión. La filosofía cumpliría “una función educadora y liberadora”. Lejos de la técnica y en busca de la luz el ensayista Jorge Portilla quiere sumarse, desde su propia experiencia vital, a la común “función de promover la razón en una sociedad determinada, de poner claramente ante la conciencia colectiva el fundamento último de su pensar, de su sentir o de su actuar”.
El revuelo de la palabra.

Hay que poner a circular palabras, intercambiarlas, esclarecer sus significados. El escritor Jorge Portilla sabe que las palabras tienen un valor específico que no debe perderse, una fuerza que no puede relajarse. Las palabras no solamente quieren decir algo sino que dicen muchas cosas, de hecho, y cambian nuestra mirada a las cosas, nuestra interpretación de ellas y de los demás, nuestra percepción propia, en continua mudanza o firme luego de una precisión que puede señalar un destino. Las palabras, dice Jorge Portilla, cambian la vida. ¿Pero de veras pueden cambiársela a todos? Portilla debe haber pensado que no. En la situación que se define negativamente (la no-situación que es el relajo) las palabras perderían no nada más su sentido original o sus significados probables sino todo significado. En el relajo se suspende la comunicación, mengua hasta eclipsarse la luz primera del lenguaje, al romperse o lacerarse hasta su núcleo la situación primaria. No es extraño que hable luego Portilla de los gestos o que dé tanta importancia a la actuación de Cantinflas, el “gran mimo” como lo llama con palabras que llegarían incluso a ser algo parecido a un sello publicitario. Las palabras tienen una carga especial. Lo sabe el que las profiere y el que las recibe. Pensemos, más allá de lo que escribe Portilla, en los insultos. El que injuria cuenta que es muy probable que lastime a su adversario: no importa que tenga razón o no, que sepa algo vergonzoso del otro y lo revele o le revele al otro que lo sabe, sino que posiblemente mine el valor, la estima del injuriado ante los demás. De todos los mandados diariamente a chingar a sus madres muy pocos, si no es que ninguno, podrían cumplir la orden. Lo que cuenta es que su imagen ha sufrido deterioro, no la de sus madres (que muy probablemente los rechazarían). Ha bastado una palabra clave, revista ya a partir de El laberinto de la soledad, y, por cierto, portadora de una idea nada lejana a la dicha por la expresión injuriosa inglesa fuck, de la que podría pensarse igualmente que alude, aunque sea de modo indirecto, a la rajada, la hendidura, la falta de hombría. No deja de ser extraño, de paso hay que decirlo, que no se haya atendido a esta analogía más que probable. Y está bien acudir al ejemplo que cita Jorge Portilla, acorde enteramente con su circunstancia: “Yo no puedo ser el mismo antes y después de saber que me es aplicable, con sentido, la designación de ‘pequeño burgués’”. Aquí no hay insulto, apelación al mundo emocional, puesta en ridículo, lesión de la autoestima. Hay sencillamente un apunte preciso, una alta posibilidad de justicia de una definición. Precisamente lo contrario a lo que ocurre con la injuria (al menos si se olvidan aquellas palabras, de unos años después, que han sido atribuidas al escritor Salvador Elizondo: “No te estoy insultando. Te estoy definiendo”). La injuria no pretende tanto la verdad de los hechos cuanto la de su propia eficacia. La designación más o menos puntual de las condiciones de un individuo tal vez ofenda (lo cierto es que llamar “pequeño burgués” a alguien llegó a convertirse en ciertos medios en una suerte de ofensa pretendidamente culta, dicha desde la pureza ideológica y la comodidad de la conciencias) pero a todas luces no es más ni menos que una interpretación neutra, de pretensiones objetivas. Aun así influye en aquel individuo: uno es otro luego de ser nombrado, luego de ser situado, puesto en su lugar. El no-lugar es precisamente donde nace el insulto, es decir la negación del intercambio. El cruce de injurias ocurre en una comunidad rota, literalmente corrompida. Portilla se sitúa en el crucero de las palabras, en el diálogo, donde las palabras dicen y se entienden, se interpretan. Saltan de lugar a lugar ganando vuelo y fuerza, peso. De lugar a lugar: tal imprecisión sucede en el campo de la libertad. Portilla se ha colocado en el plano de coordenadas trazado sobre todo por Jean-Paul Sartre. En ese campo la palabra tiene poder, un poder que viene de los otros, que me sobrepasa, me aleja de mí mismo y que aun a costa de mí mismo me define al menos parcialmente, un poder que me distancia y por eso mismo hace posible una nueva mirada de la que nacerán nuevas decisiones, nuevas interpretaciones, una historia diferente, una comunidad distinta de la que conocí y en la que todavía me encuentro. “La palabra”, escribe Portilla, “puede arrancarme del magma de la situación y permitirme actuar en sentido contrario a las corrientes objetivas de fuerza que emanan de ella: en sentido contrario al hábito psicológico, a la tradición, al interés de clase, etc.” ¿Y quién tiene la palabra? Fundamentalmente los hombres que practican dos quehaceres: la poesía y la filosofía. No otra cosa pensaba ya Ramón López Velarde en nuestro siglo XX a la luz de la revolución maderista y en las tinieblas de su posible disipación, como vio con agudeza Emilio Uranga. López Velarde se refirió a la necesidad de que surgiera el pensamiento que precisara los núcleos y los cauces de la patria nueva, y alrededor de treinta años después Uranga trataría de mostrar, entre otras cosas, que aquel pensamiento estaba en germen, o de hecho era ya presente. Portilla se refiere de modo explícito a la condición definitoria del filósofo: su ejercicio con el “logos”, su contacto con él, su despliegue. El “logos” lleva a la verdad, en un sentido que acaso rebase el de la objetividad para situarse en el de lo auténtico, es decir en el plano moral. En estas coordenadas viaja Jorge Portilla, que dice, con “pasión [apenas] contenida”, en efecto, que “la verdad me hace libre, y tal vez el sentido último de toda filosofía auténtica sea esta operación liberadora del ‘logos’, y no la falsificación de un armazón de conceptos como espejo de la realidad”.

Si no es posible dar con una hipotética e ilusoria “esencia” de lo mexicano, es enteramente factible en cambio hallar las pruebas de los intentos necesariamente fallidos y falaces de su encuentro. Hacia mediados de siglo Jorge Portilla, como su amigo Uranga y otros integrantes del Hiperión, se da cuenta de que la filosofía debe dar cuenta y razón –como diría Juan David García-Bacca al traducir el concepto “logos”– del “sentido de nuestra historia” a la luz de su propia naturaleza y de su situación en el mundo, en “la historia universal”. El asunto no era sencillo. Como ha recordado Luis Villoro la filosofía mexicana del momento tenía tras de sí una tradición pobre y escasa, de lecturas de segunda mano (comentaristas o traducciones más que dudosas) en casos abundantes. “Nada parece más necesario en México que esta acción liberadora del logos” apunta Portilla al tiempo que sabe que muy poco es tan difícil de alcanzar. No sólo había que comenzar las búsquedas, apoyados por los nuevos aires que traen a México los profesores exiliados españoles, sino que subir una cuesta empinadísima y llena de escarpas. Poblada de falsificaciones en el campo de la cultura popular. La modernización de aquel México alemanista necesariamente era superficial y estaba mucho más al servicio de los grandes capitales que de los habitantes comunes y corrientes del país, a los que les llegaban los productos a través de viejos cartabones. Las indagaciones al uso eran meras tautologías. Se hablaba de una mística de la tierra, se exaltaban los valores patrios, el cine –en los meros años de su llamado esplendor– era una ventana abierta a través de la cual el espectador podía ver lo que ya sabía pero enmarcado entre ribetes dorados y sobre un fondo melodramático. Del autoelogio a la autodenigración no había más que una taquilla. El cosmopolitismo que debe acompañar a toda modernidad era a la vez una amenaza y terminaba reduciéndose al expediente más inmediato y de mayor rentabilidad: el espejismo americano. Si López Velarde invoca el surgimiento de un pensador para que dé con el sentido de la patria nueva, en pleno comienzo de las innúmeras fiestas de las balas, Portilla piensa que él y sus colegas tendrían que hallar el camino mexicano en medio de un marasmo relajiento, de una inercia que llegaría a un despeñadero, de un país que no retrocedía a las condiciones de las primeras décadas del siglo pero que sin duda se desviaba o dejaba de pisar suelo seguro. El logos no se liberaría ni liberaría a México, pero al menos sí a Jorge Portilla, fiel a su destino de escritor y de filósofo. ¿Lo sabía él mismo? Muy probablemente, pero es claro a la vez que no cancelaba toda ilusión, que persistía cierta esperanza. La famosa “estabilidad política” mexicana parece una condición común de los textos acerca de la “mexicanidad”, de todos los textos, salvo del que dedicó al asunto José Revueltas. El ogro filantrópico contaba entonces con bastantes fondos para desplegar sus presuntas virtudes y ocultar su naturaleza sustantiva. No solía ponerse en cuestión la ausencia de democracia ni se columbraban los fracasos en zonas centrales, como la educativa. A los escritores, a los filósofos especialmente correspondía echar a andar aquel “cuenta y razón”.
Al reconocer los posibles excesos de la búsqueda emprendida por su grupo, Portilla lleva al campo del conocimiento la archifamosa idea de Alfonso Reyes: “La reflexión encaminada al establecimiento inequívoco del ser propio fracasa necesariamente. El individuo como tal es inefable y la única vía del conocimiento individual es el conocimiento universal”, escribe advirtiendo límites y procedimientos. No fracasan sólo por su tono, puede uno pensar en consecuencia, mucha de la literatura del momento (orientada a la idealización del trabajador o del indio) o el cine mexicano, por ejemplo, sino sobre todo por su afán de alcanzar lo real mediante la presentación precisamente de lo inefable. El individuo, el personaje, deja su lugar a un concepto, cuando no a la imposible encarnación de un valor, por lo que termina disipándose, borrándose o corrompiéndose. Es notable que con todo y esto, o gracias a esto justamente quizá, el personaje tenga efectos, influya en el espectador. La ficción triunfa, pero no como un juego de complicidades imaginativas sino como una claudicación. Se convierte en mentira. En el caso del cine claramente hay la intención de universalidad, pero ésta aparece tendida hacia la autoglorificación, la explicación no pedida, la reivindicación de un orgullo maltratado pero digno, es decir: tal universalidad es también una mentira. La filosofía terminaría en un punto análogo si anduviera el mismo camino. Portilla lo dice con exactitud: “No puedo ver ‘lo francés’ en estado puro, como veo estos árboles al otro lado de la calle, pero puedo verlo lateralmente como un estilo, como una atmósfera inaprehensible directamente, de los personajes y las acciones de una novela, de un tratado de derecho civil o de la obra de un filósofo”.
El relajo y otros
extremos
¿A qué le llamamos relajo hace unas décadas? Vale la pregunta porque ahora el vocablo tiene un aspecto levemente candoroso. Decíamos “echar relajo” en vez de “echar desmadre” y las mismas personas han dejado de ser “relajientas” para pasar a “desmadrosas”. La Real Academia Española prácticamente no distingue un concepto del otro, aunque a “desmadre” y sus derivados los entiende como formas coloquiales, es decir menos serias tal vez. Una idea acompaña a los vocablos: desmesura. Podría pensarse acaso también que el “desmadre” tiene un origen cada vez más olvidado: es, como en el caso de un río, lo que se ha salido de madre, no lo que no la tiene por una especie de maldad sino lo que la ha perdido, accidentalmente. ¿Podría en nuestros días un habitante de la Ciudad de México calificar el carnaval de Río de Janeiro, por ejemplo, como una serie de continuos “relajos”? Si lo hiciera así es muy probable que su afectación sonara ridícula. Tal vez éste sea un caso límite, y el carnaval tampoco sea una forma de desmadre sino sencillamente una fiesta, una juerga sostenida, un alejamiento programado de los horarios y de toda convención. El desmadre tiene más que ver con el reventón, que es, al menos parcialmente, a lo que alude Jorge Portilla. Palabra sorprendentemente eficaz: la idea de reventón puede “verse” en una gran burbuja vacía que explota de pronto, luego de un pinchazo solapado, intempestivo; y puede “oírse”, como palomas que estallan a la mitad de la clase de física, en la poblada tribuna tensa del estadio, en la nocturna calle solitaria. El reventado, como el desmadroso, como el relajiento, actúa a la sombra, a hurtadillas, guareciéndose en la oscuridad de preferencia, se distingue de los otros en su territorio y en su horario, domina un escenario al hallarse a sí mismo, perdido en los sueños de la realidad que se escabulle. Sin embargo, hay diferencias claras entre estos tres personajes. Son grados, niveles de lo que también se ha llamado “destrampe”. El relajo parecería aquí cosa de niños, linda con la inocencia, tiene tan sólo las pizcas necesarias de malicia para romper los equilibrios, suspender el vuelo parejo de la realidad establecida. Le viene bien la sonrisa, la mirada pícara, mejor, mucho mejor que la carcajada abierta, la risotada sin temple ni medida, y que el estruendo sostenido de quienes intentan ser engullidos por estruendos. En aquellos grados hay también muy claramente una diversidad de compromiso, de riesgo. En este punto hay que dar la vuelta a los conceptos: se trata más bien, y fundamentalmente, de modos de elusión de aquellos compromisos. Hay un sesgo moral en la base de las actitudes de quienes siguen estas conductas. El relajiento, en la actualidad, apuesta menos que los otros dos. Sus actos, por decirlo de este modo, son menos atrevidos, menos disruptivos. No provocan salidas ni roturas de madre, ni estallidos repentinos, aunque no deje fuera necesariamente algún estrépito. Se juega mucho menos que el desmadroso y su riesgo es infinitamente inferior al del reventado, que se ha puesto a sí mismo en el blanco de sus disparos.
Con los años ha cambiado la intensidad del relajo, y también su frecuencia. Visto por Portilla, el relajo tiene mucho menos diferencias con el desmadre que con el reventón. Una de sus notas mayores, definitoria, con todo, está en ambos polos: los dos comportamientos implican, tienden hacia la autodestrucción. En este punto es donde hila más fino el escritor. Portilla encuentra en el relajo tres elementos constitutivos: el desplazamiento de la atención; lo que el autor llama “una desolidarización del valor” que es propuesto a aquella misma atención, y por último las manifestaciones de los dos actos anteriores, la salida, el rompimiento, que pueden cursar por gestos o palabras y que son, en todos los casos, invitaciones lanzadas a los demás a que se sumen a esta nueva conducta negadora, a este discernimiento que, como luego se verá, no lleva a parte alguna. No es gratuito que Portilla emplee esa palabra fea: “desolidarización”. Ésta tiene una evidente carga moral, en un primer sentido relacionada con lo que se ha propuesto, lo que aparece como sustrato común ante cada uno de los sujetos que asisten a una congregación que será fracturada por el relajiento. ¿Un cambio de tema, la proposición de un asunto alterno?
Corrientes dentro de canales bien trazados y más o menos previsibles, los movimientos de la sociedad no suelen romper diques ni modificar sus cursos más que lentamente y “por debajo del agua”. El relajiento lo sabe bien, además de que su arsenal carece de pertrechos mínimos siquiera para concebir transformaciones mayores. En este punto Jorge Portilla ha dejado de ver un hecho cardinal: bien distante del ejercicio de la crítica –que supone en todos los casos una carga de seriedad–, el relajo cuyas capas va desplazando cuenta entre sus intenciones una negativa a un orden impuesto. Es efectivamente destructor ¿pero en nombre de qué? Portilla dirá que de nada, que nada constructor posee la actitud del relajiento, que nada la sostiene, ningún sentido la orienta. El relajo va de ninguna parte hacia la disolución de algo que ha sido impuesto. En esencia es absolutamente una actitud marginal, fraguada en las sombras, disparada en la situación de clímax del orden externo. Fuera de todo orden, o dentro de un orden espontáneo, cambiante, imprevisible, disparatado, el relajo no brota de una rebeldía consciente, asumida, no obedece a deliberación alguna, no busca poner esto en lugar de esto otro sino que pretende, si algo o mucho, borrar lo que aparece como resistencia, como bloque de contención, como ataduras o distractores de deseos no explícitos, propósitos que no incluyen un solo proyecto. El relajiento –vocablo, por cierto, que disgustaba a Portilla– no propone nada porque no quiere nada en un sentido positivo. Quiere disolver, terminar con una situación que le resulta impropia, ajena y terriblemente pesada, insoportable. Por eso se “desolidariza” del valor que le proponen los demás, o que le imponen. No es difícil pensar que el relajiento es una suerte de extranjero, en el sentido en que emplea el concepto Albert Camus: lo demás, la circunstancia, le es ajeno y no le dice nada. Pero el personaje de Portilla, a diferencia del de Camus, es activo, aun sin deliberación. Mientras Mersault asesina y es juzgado, el relajiento elude la responsabilidad, se desmarca de lo bueno y lo malo entre el gentío necesario para su acción. Aquel gentío no se enfrenta al otro, al que mayoritariamente se adscribe al valor preconizado, sino que trata de huir de él, delante de él, perdiéndose entre las luces o las sombras, el estruendo o alguna forma de lenguaje sin sentido. Ni el extranjero ni el relajiento sufren, aunque este último haga manifiesta su incapacidad de seguir soportando el peso de una situación para él absurda o cuyo sentido no puede convalidar. Por eso ambos se desolidarizan, se disgregan y en su separación hallan al fin el mundo que les corresponde: un mundo sin sentido, en el que pueden ir y venir sin más frenos que los meramente físicos o los de las convenciones elementales y de seguro insalvables.
En este otro mundo prevalece un lenguaje del non-sense. Las luces entre las cuales se fuga el relajiento tienen el poder de enceguecer a todos, de borrar todo contorno; las sombras dejan abiertas zonas por donde pueden colarse el estrépito, los gestos, la risotada, la murmuración corrosiva. El relajiento ha cancelado las palabras, aquel canal de comunicación privilegiado que encontraba Portilla, ha optado por el ruido, la falta de significación. A la retórica de lo establecido opone la retórica del sinsentido, hace imposible que los demás lo entiendan. En realidad, ha creado otro lenguaje, oculto, comprensible tan sólo y de manera espontánea por su gente, sus pares, sus seguidores a los que sigue naturalmente por una inercia que no aspira a creación alguna sino que se define por su inevitable caducidad. ¿Cómo no ver en esto un peligro real para los valores establecidos? Y en todo caso, ¿qué tan real es aquel peligro?
Podría llamar la atención que Portilla no extendiera su mirada hacia el mundo social con mayor detenimiento. Lo alarma el surgimiento del relajo como señal de cumplidas intenciones destructoras. Revisa cuidadosamente cómo la disolución del lenguaje común entraña una quebradura que afecta a todos, advierte, interpreta el relajo como una forma de renuncia, de deserción. Lo cierto es que no cuestiona los valores contra los que el relajo arremete. Es indudable a la vez que su ensayo encuentra sus límites en la literatura filosófica, y no pretende alcanzar las zonas de la sociología o la crítica política. Sin embargo, el ensayo es también, ¿sobre todo?, una crítica moral o el planteamiento de un asunto moral explícito y de primera importancia. De qué y por qué se deserta valdría la pena preguntar. Una primera respuesta es que de un orden de cosas, el de la seriedad en palabras de Portilla, que tiene un significado que oprime o que al menos resulta adverso, indeseable. Un significado concreto en su dimensión vasta y difusa, que es comprendido en la medida en que provoca una reacción. El que echa relajo renuncia a participar en una ceremonia que propone un valor inadmisible, que comienza con la seriedad. Que sólo comienza allí: tiene un fondo que es preciso no llegar a conocer, aunque previsible, unas consecuencias que niegan la raíz misma del relajo: la falta de sentido, la suspensión de responsabilidades, la ausencia de comunicación en tanto que ésta supone un compromiso, por mínimo que sea, con el Otro. ¿Qué clase de valor es este de la seriedad que oculta el dominio de otros valores? No hay duda de que Portilla lo encuentra positivo: lo serio es la condición primera de la vida en comunidad; hace posible el diálogo, abre los cauces de la libertad (lo que no quiere decir desde luego que Portilla olvide la importancia de la fiesta y sus significados, diferentes a los del relajo, que es clausura de todo significado valioso). En aquel plano literario filosófico Portilla no tiene necesariamente que entrar a la densa región de la crítica de los valores de la moralidad establecida por el poder. Es una lástima que se haya acogido a esta posibilidad y haya situado entre paréntesis aquellos valores y desechado aquella crítica. No hicieron algo distinto los demás integrantes del Hiperión, agudos críticos de la sociedad mexicana, observadores acaso demasiado puntuales en ocasiones pero sin falta también testigos desmemoriados de un juego de relaciones fundamental: el del individuo y la comunidad, y el de ambos y el poder. ¿Qué significaban aquellas serias ceremonias, la de la cátedra o la del discurso? Evidentemente algo que quedaba fuera del campo yermo de intereses del relajiento, quien por eso las hace estallar, suscitando carcajadas o simples desatenciones en cadena mediante la puesta en juego del lenguaje no significativo. Querían decir, a partir del valor en que se fundaban, que todo tiene una finalidad, que todo es una preparación hacia el reconocimiento reiterado paso a paso del sentido. Los relajientos, no lo olvida Portilla, no dispusieron de los elementos básicos de la crítica: ni los conocimientos bastantes ni la actitud objetiva (seria, en efecto) ni el ánimo de dar con la verdad. Para ellos la verdad era algo carente de valor, montados en un nihilismo reactivo y naturalmente estéril. De ahí la importancia de poner a circular fecundamente el logos. Pero, en la postguerra, en un nuevo intento mexicano de modernidad, bajo los aires del alemanismo, ¿era posible aquella circulación delante del logos sordamente implacable del poder? Jorge Portilla se atiene a su propia experiencia, no aleja sus límites. Piensa con razón que la sinrazón es una forma de claudicar pero deja de ver que el relajo podía ser, a la vez, una espontánea manifestación de inconformidad y una salida del todo explicable en un mundo en el que los mejores sentidos de la comunidad también se habrían perdido, y muy seriamente.
Al actuar, el relajiento no sólo actúa en contra del valor que se le ha puesto delante sino en contra también de los otros, de lo que hallan en aquel valor un vínculo esencial. Se va por otro lado, no por un atajo. No se despista sino se desvía. Toma un camino original o al menos claramente diferente. Uno que no va a parte alguna porque al que lo sigue no le interesa participar en la puesta en realidad del valor. Pero no puede coger esta vía alterna a solas. Como otro cualquiera, necesita a los otros. Lo notable de su comportamiento es el formidable acto de creación que realiza de un solo golpe. El que echa relajo, como los demás, es parte de una comunidad. Incluso lo es de un modo más intenso, impulsado con apremio, de un solo golpe, por un resorte de acción inmediata y fugazmente poderosa. El relajiento nace en una comunidad que se enfrenta a otra para romperla, en una comunidad minoritaria probablemente pero poseedora de un recurso: el del carácter intempestivo de su formación y su actuación, y siempre marginal: está del otro lado del valor. Digo que la existencia de la comunidad relajienta es fugaz porque en el caso de tornarse duradera perdería su carácter sorpresivo y tal vez también su condición marginal: el valor primero abandonaría quizá su exclusivo sitio principal para compartirlo con el nuevo, impreciso pero ya potencialmente al menos dominante. Al mismo tiempo aquella existencia no podría extenderse a causa de la falta en su seno de un valor que le dé cohesión y una fuerza distinta y mayor que la del mero primer impulso. Si apareciera tal valor se borraría la nota distintiva de la comunidad: la del relajo. Si no, la misma fuerza disgregante que brotó para acabar con la primera comunidad se orientaría contra los relajientos. Y terminaría ese relajo, como cuando concluye la hora del recreo.

En las antípodas
del relajo
Si la negación es la nota dominante del relajo, también lo es de su originalidad. Jorge Portilla desbroza el camino para dar con la imagen limpia de este comportamiento, alejándolo de otros que podrían confundirse con él o relacionarse imprecisamente. Continúa distinguiéndola de otros modos de rompimiento de la seriedad. Uno de ellos es el del humor, prenda prestigiosa especialmente en nuestros días, cuando muchos lo presumen con la mayor afectación o la mayor simpleza. En este tramo, al ligar y contrastar el humor y la ironía Portilla está en la plenitud de su obra. La Fenomenología se torna un prodigio imaginativo y un estilete asombrosamente preciso. Nada parece escapársele al escritor, el cual, sin abandonar la seriedad (que es tal, no solemnidad) incurre en esa región necesaria de la vida de cada uno y de todos entre sí. Lo primero: el humor y la ironía son dos fuentes de refresco de la convivencia y hacen posibles, al darles transparencia, los valores. No es que los valores surjan de la ironía y el humor sino que se vuelven visibles, aprehensibles en virtud de ellos. Portilla los tiende delante de su mirada para calibrar sus dimensiones y sus alcances y frente a la existencia. En tal sentido muestra que gracias al humor “el hombre está siempre más allá de sí mismo y de su circunstancia; cómo puede encontrarse en las situaciones más adversas y afrontarlas como si fueran hechos externos, ajenos, que no pueden alcanzarlo por completo”. El humor necesita una distancia o, más precisamente, es un distanciamiento. Pero un distanciamiento lanzado hacia la autenticidad. Es una actitud que manifiesta

El hecho de que la interioridad del hombre, su subjetividad pura, nunca puede ser alcanzada o cancelada por el hombre, su subjetividad pura, nunca puede ser alcanzada o cancelada por la situación, por adversa que ésta pueda ser; muestra que el hombre nunca puede ser agotado por su circunstancia. “Yo soy yo y mi circunstancia” decía Ortega y Gasset; para el humorista yo soy más bien yo que mi circunstancia.

Al haber elegido realizar solamente, si vale usar tal adverbio aquí, un análisis fenomenológico, Portilla no emprende un análisis útil de la expresión mexicana, en aquel tiempo claramente marcada por la solemnidad, que tanto ha afectado a las letras del país, si no es que a su vida entera. No es difícil pensar en que en la literatura nacional, o hecha por nacionales, el humor ha sido más bien un atributo escaso, raro. Son contados los escritores que pueden desmarcarse de la atiborrada región de lo solemne. Entre Julio Torri y, digamos, Rafael Pérez Gay hallamos muy pocos autores capaces de reír y hacer reír desde la seriedad más manifiesta. Destaco uno de ellos: Jorge Ibargüengoitia. ¿Cómo no pensar en él al leer a su tocayo Portilla teorizar acerca de este quehacer tan íntimo y tan dado a situarse en los márgenes al menos de la convivencia? Ibargüengoitia alcanzó un tono propio en virtud de su posición para mirar la realidad. Un tono de escritura que corresponde a un modo de mirar el mundo. Y ese tono y ese modo de mirar vienen dados por la distancia muy claramente. Obviamente sin pensar en el escritor guanjuatense, quien años después haría de él su propio objeto de mofa, Portilla parece dedicarle las siguientes líneas:

Sólo se puede hacer reír si se guarda distancia de aquello que se ríe. Un hombre en ciertas circunstancias puede resultar cómico para los demás, pero no para sí mismo (...) Mientras los otros ríen, él puede sentir vergüenza o dolor. Pero si es capaz de retroceder ante la propia situación y colocarse en actitud de espectador, puede reír de sí mismo. Al hacerlo, exterioriza su libertad-trascendencia. Esta capacidad de alejamiento es el humor...

Y sin humor queda cancelada la creatividad o, en otros términos, queda abierto el camino de la solemnidad, la que es igual a la distorsión o al empobrecimiento de los hechos mismos. Sin el humor la mirada del hombre se interrumpe o se acorta, se confunde, los signos de disipan, los contornos aparecen como única y borrosa realidad. La realidad, por su parte, permanece vacía, o está siendo vaciada de continuo, sin pausa, en un proceso que distancia al hombre de sus propias posibilidades. La ironía, que guarda una correlación con la seriedad “en el interior de la libertad y la responsabilidad” aparece contrapuesta al relajo. Éste entraña una suspensión que conduce sin obstáculos a la actitud irresponsable. La ironía funda una libertad proyectada hacia el valor auténtico; en cambio el relajo desvía, confunde, engaña, obstruye, ensordece y oculta los caminos de la libertad, para emplear la fórmula sartreana, cara a Portilla. El relajo es la reiteración de la negatividad, se guarece en el desorden para decir y mantener un no que cierra puertas. El humor manifiesta la libertad, al fundarla; aquella libertad en que se sustenta la responsabilidad. Mientras el relajo simula un traslado hacia la liberación, el humoroso y el irónico abren las vías hacia la responsabilidad del valor. Uno significa la práctica, impredecible, del sabotaje; los otros abren las posibilidades de esa práctica. Dice Portilla:

El ironista y el humorista guardan su unidad en la contradicción. El ironista es también un hombre grave. El humorista no carece de la clarividencia pesimista que el patetismo quisiera elevar a lo absoluto. Uno y otro conservan y superan algo de la actitud de sus oponentes. No niegan al otro absolutamente, sino que lo trascienden sin perder de vista lo que hay de válido en su actitud. Ironía y humor son negaciones que afirman; negaciones que se niegan a sí mismas en una afirmación ulterior. El relajo, en cambio, niega en bloque toda la situación y su fundamento mismo. La unidad del relajo depende de una negación totalitaria de lo otro.

Indígnense los actuales “fresas”, disciplinen sus furias. Portilla continúa su interpretación con ellos, a los que llama, de acuerdo con el momento, los “apretados”. Si el relajo destruye o niega la facultad de construir, la mera ausencia de distancia, de aquella actitud que consiste en partir de la seriedad para no tomarse demasiado en serio, opera de la misma manera. El apretado es en efecto el fresa de nuestros días. El que encuentra el valor no delante de sí, a su alcance o en posición remota pero deseable, sino en su seno mismo. Ni siquiera como una posesión: el valor es el apretado. El apretado encarna el valor, la Forma, la pura idea platónica. Portilla pone un ejemplo de lo más reconocible en nuestro tiempo aún: el de los funcionarios. La tos, el deseo, el paso, la fumada, el hambre, la palabra y los silencios de un señor que es funcionario no son representaciones de La Tos, El Deseo, etcétera, sino manifestaciones del hecho valioso: el funcionario que tose, que desea, que se aburre. Como un caracol, el funcionario (público o privado, daría lo mismo ahora) lleva su baba y su casa a todos lados: él sí es él mismo y su circunstancia, en un yo hipertrofiado, que morirá de asfixia, que parece balancearse en virtud del peso excesivo de su valor y sus bienes. El apretado mexicano, como el de todos los países, tiene todas las virtudes que hacen lucir: es elegante hasta el ridículo, es preciso hasta el defecto (piénsese si no en locutores como Gutiérrez Vivó que pronuncian la uvé como les dijeron que debería pronunciarse, y en contra del habla viva de la comunidad), ama los rótulos hasta identificarse con ellos, niega la capacidad del otro de aspirar a los valores, actúa, en resumen, de un modo análogo al del relajiento. Cancela los caminos de la libertad, al menos de la suya.
Del relajo al caos
Casi medio siglo pasa del momento en que escribe Jorge Portilla su Fenomenología al de la aparición de Los rituales del caos de Carlos Monsiváis. Los propósitos modernizadores del alemanismo alcanzaron sólo para modificar el escenario, devastar la Ciudad de México (el “todo México” del imaginario de los pensadores del medio siglo) y alterar la mirada y la sensibilidad de sus moradores, para los cuales el primer y el último horizonte vendrá a ser, de sopetón, la multitud misma que todo lo abarca, creadora del espacio de la masa como una única realidad reconocible y adaptadora y generadora de un nuevo lenguaje que irá expandiendo la región de su dominio hasta hacer de la jerga, el caló, el habla de la Onda un surtidor que llega hasta las antiguas y modernas zonas refinadas. En el área minúscula que ocupa, el nuevo chilango se torna esencialmente un espectador. Él mismo es su espectáculo y la imagen que deriva de sus desarreglos se incorporan y retroalimentan en el campo más vasto de la moda, de los estereotipos consagrados en la pantalla o las revistas del corazón o las estrellas a la mano. Los bares de ligue que reemplazan a las discotecs sesenteras que habían sustituido a los salones de baile de los cincuenta de ahora en adelante se conocerán como “antros” (lo que abre la posibilidad de que no falte mucho para que se los llame “tugurios”). Acierta Monsiváis: en nuestro tiempo un nuevo fantasma recorre el mundo (mexicano), el fantasma de la demografía. Se cancelan los espacios, y aquel miedo a ser tocado del integrante de la masa (Canetti) desaparece porque todo es contacto, mirada pegajosa, toqueteo aproximativo al aplazado ejercicio de la sexualidad, respuestas a preguntas que no formula nadie, presencias puras, apariencias donde toda distancia se difunde, se confunde. No nada más parió la abuela sino los nietos comenzaron a reproducirse. Se ha suspendido el tiempo, los jóvenes no envejecen, son o están siempre, son el motor de una historia que cuenta sus transcursos en un incesante juego de imágenes. Son los jóvenes del nuevo relajo, situados a la mitad del espectáculo. Practicantes irremisibles del consumo y objeto, presa de una industria que disfruta aquella doble cancelación: la del tiempo y la de los espacios. El pueblo, como prevé Monsiváis, se torna público, y el público no se contenta con lo que puede ver y oír. Como quieren los medios, las tribunas postmodernas atestadas de entusiasmos y delirios entre cada pausa comercial, el público no regatea su participación, cede los derechos de su “entrega”, consume su tiempo no sólo delante del televisor sino en plena pantalla o “en vivo” ante los ojos incapaces ya de asombros de los otros, prójimos ataviados de modo original e igualito a todos, rostros rayados de colores chillantes, pegajosos, como las rolas de los antros o las melodías de las estaciones radiales favoritas, el grafito como seña de identidad colectiva. El público ha llegado a su éxtasis. A la falta de espacios responde con el apiñamiento; a la falta de tiempo la reemplaza decretando la cancelación del tiempo. Una novedad en las ceremonias posmodernas: a la duplicidad de escenarios, el foro y la tribuna, corresponde el reconocimiento expreso de la masa. Monsiváis recuerda en alguna de sus crónicas notables las gratitudes del boxeador Raúl El Ratón Macías, que le debía todo a su manager y a la Virgen de Guadalupe, para formular una lista nueva en la que el énfasis cae en el negocio y el comercio. Hoy podría caber la precisión: el espectáculo rebasa sus naturales superficies y “el monstruo de mil cabezas” ha pedido también su parte no sólo como juez aplaudidor o silbador sino como elemento central de la noticia. Este nuevo papel del público, por lo demás, ha llegado a regiones inesperadas, como la de la política, donde no sólo se trata al potencial elector como consumidor de ofertas comerciales o factor del rating sino también aquel votante probable formaría sus opiniones de acuerdo con los índices de “carisma” o los niveles de popularidad de los candidatos, quienes se acercan a él (de algún modo hay que llamar a la comparecencia en el mercadeo de ofertas de bienes democráticos o modernizadores) luego de maquillar sus propias biografías, de borrar las cicatrices de alianzas o rupturas viejas, ajuareados para la gran fiesta de la historia donde, modesta, humildemente, han elegido el papel de pastor de la masa voluminosa que no tolera más desórdenes.
En el catálogo del orgullo maltrecho pero erguido de los mexicanos Monsiváis anota las desgracias emblemáticas, los augurios del apocalipsis diario (Sabines):

“somos”, ¿quiénes?, es una pregunta que nunca sobra, el país con la “ciudad más poblada del mundo”, y la más contaminada, la ciudad donde todo es tumultuoso (menos la asistencia a la iglesia los domingos, a las urnas en las elecciones intermedias, a un concierto renacentista en San Ildefonso, podría apuntarse), donde de milagro sobrevivimos, y todos los días para que no haya duda. Qué nos duran Calcuta o Santiago o Río de Janeiro. Al mínimo inventario podría añadirse otra prenda: la Ciudad de México es la más insegura del mundo, si no te roba el ladrón te atraca el policía, si no se suben a asaltar al micro, es que te asaltarán el chofer y sus canchanchanes. Y todo lo asimilamos, rápida y seguramente, y de pronto lo incorporamos a ese arsenal oculto de pregonadas aunque inconfesables riquezas nacionales. El Barrio Bravo de Tepito, cuna de aserrín de tantas glorias de nuestros encordados, es ahora centro de operaciones de los narcos, los fayuqueros, de carteristas o bolseadores que ahora andan en moto, “ahí, dicen, se surtía Paco Stanley”, “no me pela pero ya me dijeron dónde conseguir yonvina”, sitio guerrero en el que a la policía le toca (lo que se merece, ¿o no?), y causa de semioculto orgullo, de refrendo oscuro, impreciso pero indudable, de un sesgo de nuestro carácter nacional, tan inefable para los intelectuales que no conocen la mera neta. “Y le prendieron fuego a la patrulla porque los tirantes querían llevarse a la abuelita de aquel dealer”.

¿Qué otra sensibilidad moral, si alguna, nace y se transforma según los ritmos distintos, del danzón o la rumba al bolero, el rock o el hip-hop, de la pesada masa que ha tomado casi todos los espacios? Además de servir en la inducción de votos, las encuestas revelan cosas al menos en apariencia sorpresivas. Una lenta pero segura derrución de los prejuicios en torno de la sexualidad (merma de la homofobia, incipiencia del reconocimiento de la capacidad de elección y disfrute de la mujer, cancelación del valor mítico de la virginidad, derribe de los temas tabú en las conversaciones cotidianas entre hombres y mujeres y en las revistas, los diarios y los medios electrónicos, etcétera) no ha sido acompañada aún por la mengua del valor tradicional de la familia ni por el comienzo de la independencia ganada en el trabajo femenino. Es claro que el asunto corresponde típicamente a los de “larga duración”, es de raíces profundas y de gran alcance. Lo que llama la atención son sus manifestaciones inmediatas. En ningún nivel de la masa, ni en los círculos de poder económico, ha desaparecido la gran ilusión por la boda y su secuela de irremisible cursilería: la luna de miel. No es cosa que ataña sólo a los sectores conservadores típicamente sino que se extiende hasta los que permiten respirar aires más libres. ¿Qué animan los propósitos matrimoniales? La realización soñada, entrevista en una zona efectivamente melcochosa, de la fiesta inolvidable, la noche del baile de la Cenicienta, el cenit de la vida aún corta y perpetuamente feliz de la desposada, la novia que suscita alegrías, envidias, admiraciones al buen gusto, curiosidades nimias que son las que a final de cuentas animan la vida, en las que todos nos fijamos, o “¿a poco no? Los hombres son tan chismosos como las mujeres”. El individuo compacto en la masa maciza tiene, cuando sin remedio queda a solas, aunque sea un momento para comparecer ante sí mismo. Terminará eligiendo, Sartre nunca muere, y toma el camino de la masa, se adhiere, se protege, se anula en el seno vacío que hay debajo de la cáscara. Los novios se van de viaje. Los esposos se vuelven padres de familia. Tienen sus peleas y sus alegrías, atienden sin demora las exigencias mínimas y bienvenidas de los lugares comunes que a sus ojos siguen instintivamente, “¿las cosas son así, no te lo dije?”, y los niños pronto entrarán a escuelas para mejorar su español.

¿Dónde están todos los problemas? Fuera de la multitud. En ella, dentro de ella estoy seguro, pertrechado, soliviantado por mis propias fantasías que, tenía que ser, son también las de los otros. El lugar común, el valor dominante, está afuera y está adentro. En un sitio aglutina disciplinas; en el otro distiende voluntades sólo para hacerlas confluir en el origen. A falta de banderas, podría decir Carlos Monsiváis, banderines de mi equipo favorito: los Pumas de la gente “progre”, las Águilas de los que no han quedado convencidos de las maldades de la tele comercial, las Chivas de los fanáticos de ocasión. A falta de espacios por conquistar, duras búsquedas de salvaguarda de los espacios propios y el denodado ejercicio de la desmemoria. Tantas horas en el Metro, en el microbús, tanto manoseo, jaloneos cautos, tantas amenazas, tanto que ver y que comprar ante miradas distraídas y monederos y carteras flacos e insuficientes. El mundo es una cola larga, una ola de cuerpos que corren por canales, como agua aceitosa, en el subterráneo, una agobiada o resignada espera junto a otros en la esquina a ver si por fin, una deuda impagable que los anuncios comerciales cobran desde el anonimato o mediante los ojos y las piernas de la chica dorada o adorada, liberada, y qué piernas, y qué carajos, una violenta marea reventada en diques cada paso, un espectáculo donde sólo rótulos se ven: multitud, juventud, público, mexicanos de los tiempos de la apertura (¿cómo mantenernos cerrados cuando todo mundo se abre, cómo, en tiempos de la globalización: hay que aprovechar nuestras ventajas comparativas?), mexicanos al grito de una pequeña guerra diaria, una lucha menuda por darle su lugar justo al lugar común, el más justo de todos los lugares, aquí cabemos todos, y si no nos hacemos bolas y cabemos, o ¿qué no?, el lugar común que al fin comienza a ser reconocido. ¿Y si México no fue lo que pensábamos, qué importa? A final de cuentas, México siempre es otra cosa. “Ya lo dijo el surrealista Kafka”.

Un intento de definir a México: México es un país de grandes contradicciones vacías (el mercadólogo corrige: suena mejor “un país de contrastes”). Ergo podría proponerse que en México hasta el relajo es serio (lo opuesto rebasaría los límites de una explicación y una comprensión inmediatas, se opina de nuevo desde la zona novedosa del mercado). ¿Qué hacer cuando el relajo se ha vuelto cosa programada o inclusive programa de televisión? ¿Qué hacer cuando todo parece servir para la noticia (forma nueva del espectáculo) o el gran evento contradictoriamente calculado o para contribuir a los bronces y piedras del lugar común masivo? Por lo pronto, clausurar la imaginación para comenzar a percibir el tropel de imágenes. De vuelta a la tribuna: luego de colocar una tela con la efigie entre serena y enérgica del Che Guevara sobre una malla de alambre, los fans (los rostros en perpetua espera del éxtasis surcados por rayones de pintura del equipo favorito, los brazos desnudos y tatuados, las camisetas con el nombre y el número del ídolo) aguardan el comienzo del ir y venir del balón. Cantan un coro que sus semejantes entonan en los estadios argentinos y europeos, o algo parecido, pegan brincos, simulan un baile, vociferan, gritan, se asoman a la cancha y de pronto reconocen el gol de uno de los suyos. Entonces suben por la gradería que han dejado antes despejada, y bajan, y vuelven a subir, corriendo, organizadamente, relajientamente. No buscan nada. Festejan de este modo como podrían regocijarse de cualquier otra manera, se proclaman campeones del happening en ocasiones suspendido por las clases, las horas del traslado y el trabajo, las broncas de la convivencia diaria. Y el fanático reniega: el futbol es puro comercio, ya no hay el amor a la camiseta, los árbitros se venden, todo está arreglado, pero el fanático está de fiesta siempre que es posible, y espera el lunes y el martes y cada día que sea posible para recordarle al otro, el compañero de fábrica o de oficina, de banca o de cantina, su derrota, la paliza del domingo, el ridículo de sus favoritos. No hay juego sin enemigo, sin posibilidad de demostrar a todo el mundo que, al menos sobre el pasto verde, uno es superior a los demás, para dar constancia de que los otros son inferiores por naturaleza (y no sólo durante los partidos). El relajo de los fans se ha vuelto parte del juego mismo, más allá de viejas rivalidades deportivas y ahora en función del pesado orgullo de ser otra cosa, lo que no se es. Victorias vicarias, las futboleras se tornan fiestas negativas, ante el sigiloso júbilo de los patrocinadores, de los dueños del dinero y el balón que inclusive han imaginado con suerte el bautizo de aquella impostura redituable: El Jugador Número 12, mote del cuerpo de la masa que ha dejado de ser El Respetable Público. No viene ya la virgen de Guadalupe en auxilio del fan que se aprieta las manos en las tribunas antes de que el delantero mexicano lance el tiro penal, sino que se implora al azar, a ver si vence al lugar común.
Si para Jorge Portilla el relajo es excepción que tiende a extenderse, disrupción probable que tuerce caminos y suspende voluntades, en nuestros días ha quedado sólo en cosa de niños, cuestión de travesuras de colegio. Ahora el desmadre tiene sus horarios, sus lugares, sus atuendos, su música y acompañamiento. Nada se improvisa en los contradictorios eventos mexicanos. A las irrupciones policiacas las antecede un pitazo, a la comparecencia de un político acompañan el vocerío y el bostezo emblemáticos como parte de un ceremonial renovado y exangüe. El propio caos se ha disciplinado, y mientras las groserías del habla se vuelven cosa común y hasta bien vista, carta de presentación que revelaría actitudes liberadas, canal de franquezas que, ¿por qué no decirlo?, son necesarias para terminar con pura “pinche transa”, y para ganar popularidad. Si no tiene la solemnidad republicana, la informalidad, el vernáculo o posmo tono casual (a pronunciarse en inglés desde luego) funge como acta de reconocimiento de la masa y sus integrantes anónimos. Otros signos de la restauración del orgullo patrio: a falta de encuestadores o reporteros que a todos detengan en la calle, a la salida del Metro o del cine o en la acera, para tomar el pulso a la vida nacional, saber por dónde anda la mitificada opinión pública, los miembros de la masa habrán de conformarse con aparecer en los circuitos cerrados de las autoridades policiacas enfocados en los cruceros transitados, en las zonas de peligro mayor de la gran ciudad, con ser observados en los almacenes, los cajeros, las sucursales bancarias, los edificios importantes (privados o públicos). Un Big Brother ubicuo atenaza, amenaza y custodia la frágil posibilidad de participar en la noticia de los ciudadanos. ¿Qué posibilidades ofrece un mundo donde sólo se individualiza el que atestigua o sufre un siniestro? En este mundo el caos tiende al orden o el orden es devorado por el caos. Todo se contrasta, y el más exitoso y pudiente (en honor de los términos viejos) se estresa, asiste al psicoanálisis, se revienta, halla amparos momentáneos en fes de nuevo cuño. Y las viejas certezas se derruyen.
El relajo imposible
Donde el hedonismo convive sólo con los rigores necesarios para la más alta productividad o la elemental sobrevivencia el nacionalismo mexicano más parece una quimera que un ánimo fluyente. El placer niega toda trascendencia, menos la de la memoria y la de la imagen. En el rollo fotográfico o la cinta del video o los mecanismos cibernéticos, quedan reminiscencias inmediatas de los deseos cumplidos. “Ahí estoy, ese soy yo, ¿ya viste qué bien salí?, el de la camisa con un puma en el pecho, y mira, es Deyanira Alessandra, la que hace la v de la victoria”. Aspiramos a ser contemporáneos de todos los hombres, en efecto, pero sobre todo nuestros afanes se encaminan a hacernos contemporáneos de nosotros mismos, uno por uno, o en pareja. El chateo triunfa en virtud del culto a lo inmediato, y hasta puedes lucir tu sentido del humor. ¿Para qué esperar?
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¿Qué relación se establece Portilla entre la desmesura y el relajo?
1.-¿Cuáles son los tres elementos constitutivos del relajo?
¿Qué niega el relajo?
2.- ¿Qué tiene de consciente y qué propone el relajo?
3.- ¿De qué se desmarca el relajiento y cómo?
4.- ¿Por qué y cómo cancela las palabras el relajiento?
En relación al otro, ¿qué rehuye el relajiento?
¿Qué caracteriza a la comunidad relajienta?
5.- ¿Qué son el humor y la ironía?
¿Qué logra el hombre gracias al humor?
¿Qué diferencia se da entre la ironía y el relajo?
6.- ¿Qué tipo de negación son la ironía, el humor y el relajo?
7.- ¿Por qué el individuo prefiere perderse en la masa?
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¿Has visto esta actitud del relajo así como la describe Portilla?
¿Qué efectos crees que esta actitud ha tenido en nuestra sociedad?
¿Estas de acuerdo con Portilla?
¿Qué agregarías?
Elige los conceptos centrales de la lectura y exprésalos en un mapa conceptual.

Teoría política de José Martí

José Martí

Déme América en qué servirla, en mí tiene un hijo

28/1/2005 Prensa Latina

La vida privilegió el talento de José Martí. Su propia experiencia avaló el desarrollo de sus ideas. Y aquel joven que partió al destierro, en plena adolescencia, para espigar en la metrópoli española, amplió el referente histórico de la independencia de Cuba en el diálogo fecundo que protagonizó durante su estadía en otras naciones de América como México, Guatemala y Venezuela.

Se insertaba la Isla amada no sólo en la contextualidad geográfica de las Antillas y el Caribe, sino en el universo de lo que él, desde entonces, comenzó a nombrar como "nuestra América": ese territorio, esa comunidad de intereses, etnias, tradiciones, culturas e historia que se expanden desde el río Bravo hasta la Patagonia.

Nacido en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX, el 28 de enero de 1853, José Martí vive también la experiencia de la construcción de la Modernidad durante los tres lustros de su exilio en los Estados Unidos.

Ese país emergía de la guerra civil, abría su espacio a miríada de emigrados y avanzaba tecnológica, cultural, socialmente hacia la era de los monopolios, el capital industrial y el potencial financiero que lo convertirían, en la próxima centuria, en una potencia a escala mundial, particularmente significativa en el desarrollo histórico de los pueblos de América, a los que veía como su "traspatio natural", en la política expansionista del imperio.

Ambos horizontes permitieron al cubano José Martí convertirse en el continuador legítimo del ideario bolivariano, ante las nuevas realidades de la historia política, económica y social.

Desde su sensibilidad humana, avalada también por su condición de artista, de poeta, puede Martí revisitar el pensamiento de Simón Bolívar y de los próceres de la independencia, y construir un proyecto que, desde la independencia de Cuba y Puerto Rico, se traduzca en aquella estrofa que, para él, faltaba en el poema de 1810.

Así, el latino americanismo martiano, deudor del bolivariano, aborda en medio de la emergencia del imperialismo norteamericano, las perspectivas de desarrollo de los pueblos de nuestra América, como parte indispensable del equilibrio del mundo, teoría política que trasciende su época y cobra mayor vigencia en nuestros días.

Los valores propios del llamado por él hombre natural, del proceso histórico de la construcción de las identidades, la cultura como manifestación de las esencias y no de las apariencias, en defensa del perfil auténtico y con mirada orgánica, nunca mimética ni dependiente, se manifiestan igualmente en el proyecto martiano de la otra América.

Su presencia en las sesiones de los congresos realizados en Washington, donde se gestó la política expansionista del panamericanismo en el área continental, y su temprana defensa del diálogo, de igual a igual, con todos los pueblos y naciones del mundo, como vía de desarrollo, avaló también la formación de esta doctrina política profundamente revolucionaria. Se asienta en las necesidades históricas de América Latina y el Caribe, en las cuales los pueblos del subcontinente encuentran, todavía, respuesta a sus propios y complejos problemas.

Cuba, América Latina y el espacio más abarcador que él calificó como Patria, al afirmar que "Patria es humanidad", permitieron a José Martí adelantarse a sus coetáneos en el diseño de un programa liberador.
Este no se limita a esquemas ni fórmulas superestructurales, sino que se desplaza hacia el corpus de la historia, en toda la diversidad manifiesta entre los pueblos latinoamericanos y caribeños, insertos en el contexto mayor de la especie humana como destino.

Uno de sus textos más lapidarios, el conocido ensayo Nuestra América, así como sus discursos sobre Bolívar y el nombrado Madre América, pronunciados por José Martí en la Sociedad Literaria Hispanoamericana, en Nueva York, responden a una línea de pensamiento complejo.

Profunda médula dialéctica que se apropia, por la vía epistemológica, de la historia y la somete a una demoledora crítica desde el análisis de todos y cada uno de los períodos, desde las culturas aborígenes hasta la colonia y la república.

Hombre de su tiempo y de todos los tiempos, José Martí supo articular un proyecto de cambio, profundamente enraizado en los acontecimientos y sucesos de la historia latinoamericana y caribeña, bien conocidos por él y sometidos también a un pensamiento crítico, en el que se manifiesta además la apropiación del legado filosófico de su época.

Pero no para emular con este ni para aceptarlo pasivamente, sino como instrumento de estudio, siempre adecuado a las propias realidades políticas, económicas y sociales de nuestra América.

Quien como José Martí se manifestó en múltiples esferas de la vida, desde la creación literaria al periodismo y a la acción política, al organizar y preparar un programa y una acción revolucionaria que condujera al pueblo cubano a la última guerra de independencia, pudo construir su teoría y dar énfasis práctico, desde la apropiación también legítima de la experiencia histórica de las naciones y culturas de América Latina.

Es desde esta mirada suya que José Martí nos lega un pensamiento dialéctico, coherente y complejo que responde a las demandas y urgencias de la historia de América y del mundo.

Como en el pasado siglo XX y como en estos primeros años de nuestra centuria, las líneas de la política martiana resplandecen no como utopías infranqueables, sino como propósitos realizables a favor de las masas más humildes y populares, que no conocen todavía, y a pesar de la independencia formal de nuestras repúblicas, de la justicia social y de la cultura.


Fuente:AIN

www.cubavision.cubaweb.cu/prensa_detalles.asp

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¿Qué países conoció Martí y que visión le proporcionaron esas experiencias?

¿Cuáles fueron las nuevas realidades de la historia política, económica y social que le tocaron vivir a Martí?

¿Cuál fue el ideario boliviano del cual fue continuador Martí?

Explica el proyecto de Martí en relación a las identidades y la cultura?

¿Cuál es uno de su textos más conocidos?

¿Cuáles son algunas de las múltiples manifestaciones de la actividad de Martí?

¿Por qué no deberíamos seguir considerando como utopía el proyecto de martí sobre la justicia social y la cultura?

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¿Has visto aplicada esta ideología en la política nacional e internacional? ¿con qué resultados?
De estas ideas ¿Qué es lo que te gustaría ver aplicado a nuestra política y cómo?
¿Qué es lo que no te gustaría ver aplicado y por qué?
Elige los conceptos centrales de la lectura y exprésalos en un mapa conceptual.